DOI: https://doi.org/10.25364/19.2021.6.10

ISSN: 2663-9815

Studia linguistica romanica 2021.6

La subida de clíticos en un complejo verbal modal en la historia del español y del francés (1550-1950)

Similitudes y diferencias

Clitic climbing in a modal verbal complex in the history of Spanish and French (1550-1950) (1550-1950)

Similarities and differences

Olivier Iglesias

Université Sorbonne Nouvelle-Paris 3

olivier.iglesias@sorbonne-nouvelle.fr

https://orcid.org/0000-0002-2423-9521

Recibido el 17/3/2020, aceptado el 21/5/2020, publicado el 12/10/2021 bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)

Resumen: El objetivo principal de este artículo consiste en observar y comparar la evolución de la posición de los clíticos en los complejos verbales en la historia del español y del francés. Es interesante notar que en el francés clásico era posible la subida de clíticos (como en toda la historia del español) en oraciones tales como je le peux faire, mientras que en el francés actual esto es imposible. Nuestra hipótesis es que es posible que se produjera un cambio importante en la interpretación de la estructura de los complejos verbales que llevó a un marcaje estilístico, social y geográfico de la subida de clíticos en francés. Para intentar demostrarlo, hemos observado algunas recomendaciones de gramáticos franceses y españoles y hemos analizado las producciones de 63 idiolectos (31 en francés y 32 en español) entre 1550 y 1950. Los datos de nuestro corpus parecen indicar que la subida de clíticos nunca fue una variante marcada en español, al contrario del francés.

Abstract: This paper compares the evolution of clitic placement in verbal complexes in Spanish and French. It is interesting to note that in Classical French (as throughout the whole history of Spanish) clitic climbing was possible in sentences like je le peux faire, whereas in Modern French it is not. We therefore hypothesize that an important change in the interpretation of the structure of verbal complexes has occurred. This change might have caused clitic climbing to become a stylistically, socially and geographically marked variant in French. To prove this theory, we have observed various recommendations of French and Spanish grammarians and have analyzed the production of 63 idiolects (31 in French and 32 in Spanish) between 1550 and 1950. Our corpus indicates that, unlike in French, clitic climbing has never been a marked variant in Spanish.

Índice
1 Introducción
1.1 La situación actual
1.2 Objetivos e hipótesis
1.3 Plan del artículo
2 La subida en la historia de las dos lenguas
2.1 Introducción
2.2 Comparativa de la evolución de la subida de clíticos en francés y español
2.2.1 Estudios precedentes sobre la diacronía de la subida de clíticos
2.2.2 Presentación de nuestros datos
2.3 Crítica de los factores de Fournier (2002) sobre la desaparición de la subida en francés
2.3.1 Infinitivos coordinados
2.3.2 La auxiliación con être
2.3.3 La ambigüedad de incidencia
2.3.4 La ambigüedad morfofonética
2.3.5 Primeras conclusiones
2.4 La situación en el siglo XX en francés y en español
2.4.1 El caso del español
2.4.2 El caso del francés
3 La reestructuración de los complejos verbales
3.1 La reestructuración en las gramáticas
3.1.1 Observaciones de los gramáticos franceses
3.1.2 Observaciones de los gramáticos españoles
3.2 Variantes invisibles
3.3 La variación interidiolectal en el corpus y las diferencias entre francés y español
3.3.1 Los idiolectos franceses
3.3.2 Los idiolectos españoles
4 Conclusiones
Bibliografía

1 Introducción

1.1 La situación actual

[1] La subida de clíticos (P1 de ahora en adelante) corresponde a la posibilidad de situar los pronombres complementos átonos junto al primer verbo (V1) de un complejo verbal (CV) como en (1a). También existe la posibilidad de situar el clítico junto al segundo verbo en forma no finita (V2) como en (1b). Este fenómeno, muy extendido en las lenguas románicas, pues se produce en español, catalán, portugués, italiano, etc., presenta una excepción importante1: P1 es agramatical en el francés actual (2a) y solo es aceptable la variante con el clítico a la derecha (P2 a partir de ahora), junto a V2 (2b):

(1a)

Lo puedo hacer

(1b)

Puedo hacerlo

(2a)

*Je le peux faire

(2b)

Je peux le faire

[2] Ya se ha estudiado con bastante detenimiento este fenómeno en ambas lenguas ya sea a nivel sincrónico como diacrónico. En cuanto al español, se ha intentado, de muchas maneras, explicar qué contextos desfavorecían o impedían P1, como si esta doble posibilidad fuera excepcional, cuando en realidad, la mayoría de las lenguas románicas permiten esta posición. Son los trabajos generativistas los que más han contribuido a la explicación de este fenómeno mediante el concepto de reestructuración, concepto descrito y explicado por primera vez por Rizzi (1976)2, para quien se produce una transformación en la estructura verbal pasando de una estructura bioracional a una única cláusula.

there exists a restructuring rule in Italian syntax, governed by modals, aspectuals, and motion verbs (with the variations mentioned in footnote 6), which optionally reanalyzes a terminal substring Vx (P) V as a single verbal complex, hence automatically transforming the underlying bisentential structure into a simple sentence. (Rizzi 1982: 5)

[3] Pasaríamos, pues, de una estructura bioracional con un verbo seguido de su complemento en (3) a una única cláusula en (4):

(3)

SV[V Puedo [SC hacer mis deberes]]

(4)

SV[Los puedo hacer]

Uno de los aspectos fundamentales de esta definición es, como bien observa Paradís (2019: 96), el carácter opcional de esta reestructuración. Este carácter opcional permite comprender que lenguas próximas tipológicamente como el español o el francés puedan, hoy, presentar sistemas diferentes. En el francés actual, los CV pouvoir + infinitivo presentarían obligatoriamente la estructura presentada en (3), es decir, sin reestructuración, con un clítico generado en la cláusula de infinitivo y cuyo movimiento hacia el verbo matriz es imposible. Al contrario, en el español actual, la reestructuración de este CV es posible. Es decir, es posible la interpretación por parte del locutor del CV poder + infinitivo como una unidad verbal. De esta manera, se posibilita también el movimiento del clítico a la izquierda del sintagma verbal. En otros términos, no habría cohesión alguna entre pouvoir y el infinitivo en francés, mientras que, en español, sí habría una cohesión fuerte entre poder – que funcionaría como un auxiliar modal – y el infinitivo.

1.2 Objetivos e hipótesis

[4] Los objetivos principales de este artículo son varios. Primero, se comparará la cronología de la evolución del fenómeno en las dos lenguas. ¿Han conocido durante su historia una evolución similar? Si este es el caso, será interesante observar a partir de cuándo se distanciaron los sistemas del francés y del español. A partir de estas observaciones, intentaremos comprender qué factores han podido incidir en el abandono de P1 en francés, que da lugar a esta frontera tan clara hoy entre estas dos lenguas. Nuestro principal objetivo en este artículo consistirá en valorar en qué medida pudo influir una nueva reestructuración3 (o no) de los CV en francés y en español, quizá apoyada además por una presión normativa que pudo provocar un marcaje estilístico importante de P1 en la lengua escrita culta.

[5] Para todo ello, hemos realizado un corpus usando las bases de datos de Frantext para el francés y del CDH para el español. Solo se han elegido para el corpus autores en cuyas producciones había más de 150 ocurrencias del complejo verbal poder o pouvoir + infinitivo con clíticos4. Así, para ambas lenguas, se han retenido cuatro idiolectos por medio siglo, desde 1550 hasta 19505, cuyos textos estaban escritos en prosa para evitar cualquier posible influencia del ritmo y de la métrica en la posición del clítico.

1.3 Plan del artículo

[6] En primer lugar, observaremos la evolución de P1 en español y en francés. Así podremos comparar la evolución del fenómeno en dos lenguas vecinas para intentar tener un primer acercamiento a las posibles razones de las diferencias radicales entre ambas hoy. Con respecto al francés, intentaremos demostrar (apoyándonos en los datos de nuestro corpus) que los factores tradicionalmente propuestos en francés para explicar la desaparición de la variante P1 no nos parecen significativos. En segundo lugar, partiendo de los datos en ambas lenguas, de las observaciones de sus gramáticos, así como del concepto de variantes invisibles descrito por Barra Jover (2009), intentaremos mostrar que en francés y en español se pudo producir la misma reestructuración de los CV pero no en el mismo grado. Intentaremos mostrar que la presión normativa pudo favorecer o no dicha reinterpretación y el consiguiente marcaje de la variante P1. Finalmente, se retomarán los aspectos más importantes de estos apartados para concluir este trabajo.

2 La subida en la historia de las dos lenguas

2.1 Introducción

[7] Paradís (2019: 60 y siguientes) nos muestra el interés de una aproximación diacrónica al fenómeno de la subida de clíticos. Tras haber observado la evolución de diversas variedades románicas, la autora propone el siguiente esquema que podría representar los diferentes estadios del cambio en la posición del clítico:

Estadio 1

CL + V + V [-FIN]

Estadio 2

(CL) + V + V [-FIN] + (CL)

Estadio 3

V + V [-FIN] + CL

Figura 1: Ciclo de la subida de clíticos (Paradís 2019: 79)

[8] Este esquema merece una breve explicación. Ante todo, cuando no hay paréntesis es porque la posición del clítico es obligatoria. En cambio, la presencia de paréntesis en el estadio 2 indica la opcionalidad de la posición del clítico. Este estadio corresponde al sistema del español, por ejemplo, en el que el clítico puede situarse junto al primer verbo o junto al segundo.

[9] También hay que aclarar que este esquema, evidentemente, no presenta todas las posibilidades de posición de los clíticos. Es decir, en el estadio 1, el pronombre puede ser proclítico con un verbo conjugado, como en el español actual (ejemplo 1a) o enclítico, como en otras etapas de la historia de la lengua española (ejemplo 5):

(5)

Puédolo hacer.

De esta manera, el francés actual se situaría en el estadio 3 de este ciclo de la subida de clíticos, con un pronombre situado junto a V2 (proclítico por las reglas de posición de los clíticos en francés en el que el clítico se sitúa a la izquierda del infinitivo).

[10] Finalmente, cabe comentar el uso del concepto de ciclo usado por Paradís (2019). La evolución de la posición del clítico no tiene por qué ser lineal como ha sido el caso en francés. Algunas lenguas románicas como el sardo, por ejemplo, tras un paso por el estadio 2, han vuelto al primer estadio con la obligatoriedad de P1. Por consiguiente, cabe la posibilidad de que este cambio de patrón hacia el estadio 1 se produzca en otras lenguas. De hecho, es una de las hipótesis de Paradís (2019) para el catalán.

2.2 Comparativa de la evolución de la subida de clíticos en francés y español

2.2.1 Estudios precedentes sobre la diacronía de la subida de clíticos

[11] No vamos a hacer un repaso exhaustivo de todos los trabajos sobre la historia de la subida de clíticos en francés y español. Tan solo vamos a presentar las conclusiones de los estudios de Davies (1997) e Iglesias (2012) para el español6 y los de Iglesias (2012 y 2015b) y Fournier (2002), que retoma los de Marchello-Nizia (1979), para el francés. Para el periodo que nos interesa (a partir de 1550), queda claro que según estos trabajos el sistema de posición de clíticos en los CV se sitúa para ambas lenguas en el estadio 2 del ciclo de la subida de clíticos. Aunque a principios del siglo XVI P1 sigue siendo la variante casi exclusiva, existen casos de P2 ya en el siglo XIII por lo que el paso al estadio 2 pudo tener lugar incluso antes. Pero también es cierto que no debió de producirse para todos los locutores, lo que explicaría los porcentajes tan bajos de P2 (un 2 %) en el corpus de Davies (1997: 254).

[12] En los periodos posteriores se van a producir cambios similares en el francés y en el español, con un uso cada vez más frecuente de P2 que se acelera a partir del siglo XVII7 hasta el siglo XIX, siglo durante el cual esta variante se impone claramente en las dos lenguas, pero sin que la variante P1 haya desaparecido. Sin embargo, las diferencias son evidentes durante el siglo XIX: en francés, la variante P1 queda relegada al margen como una variante muy marcada. En efecto, ya durante el siglo XVIII, se trata de una variante casi inexistente en las producciones de autores como Diderot con un 3,7 % de subida y que ha desaparecido totalmente en autores como Zola en el siglo XIX. Sin embargo, existen autores arcaizantes, como Chateaubriand, que siguen usando esta variante P1 hasta en un 35 % de los casos (Iglesias 2012: 216). Al contrario, en español, aunque se trata entonces de una variante muy minoritaria, los porcentajes de uso son muy superiores: en un autor como Alarcón, que usa poco esta variante, P1 alcanza el 16 % de los casos en el CV poder + infinitivo (un 13,6 % si se incluyen deber y querer + infinitivo), pero en Galdós este porcentaje sube a un 52 % (Iglesias 2012: 190-191). En Davies (1997: 254), la subida de clíticos solo se produce en el 17 % de los casos en los CV poder, deber y querer + infinitivo. Davies (1997), tras comparar los datos de posición del clítico en CV con los de la posición del clítico después de construcciones con preposición seguida de verbo en infinitivo, explica que ambas evoluciones están muy relacionadas: primero, por cambios en la naturaleza de los clíticos, estos van a empezar a situarse sistemáticamente detrás del infinitivo en estos contextos y, luego, esta posición enclítica al infinitivo se extendería a los CV con infinitivo8. Por su parte, Nieuwenhuijsen (1999: §7.1.2.1) también evoca el cambio de naturaleza de los clíticos para justificar su tendencia a situarse junto a V2 a partir del siglo XV:

Mientras que en el período anterior al siglo XV el P[ronombre] A[tono] era un constituyente con cierta libertad sintáctica, en el siglo XV se observa un cambio en la naturaleza del mismo, en el sentido de que el PA se coloca cada vez más inmediatamente al lado del verbo al que semánticamente pertenece. Van desapareciendo los casos de interpolación, que eran muy frecuentes en el período anterior, lo que se puede tomar como reflejo de la disminución de la independencia sintáctica del PA. Por otra parte, el hecho de que en el curso del siglo XIV los PA dejen de apocoparse constituye un indicio de que la palabra precedente con la que antes el PA se juntaba enclíticamente va perdiendo su importancia fonológica. En cambio, ahora es el verbo el que le sirve al PA como apoyo fonológico y con el que se junta proclíticamente en posición preverbal y enclíticamente en posición postverbal.

[13] Estas diferencias entre francés y español se van a incrementar y van a dar lugar a una diferencia clara en el sistema pronominal del francés con respecto a las otras lenguas románicas, puesto que la subida acaba desapareciendo en francés durante el siglo XX, mientras que, en español, esta variante conoce un aumento de su uso (Davies 1997: 257-260; Iglesias 2012: 188).

2.2.2 Presentación de nuestros datos

[14] Si bien, como acabamos de decir, la evolución de la posición del clítico en los CV es, en cierta medida, parecida en francés y español, los datos de nuestro corpus, reflejados en el gráfico (figura 2), muestran que esta evolución no sigue en absoluto el mismo ritmo.

Figura 2: Porcentaje de subida de clíticos en la historia del francés y del español

En efecto, estos parecen indicar un retroceso de P1 un poco más tardío en español, puesto que durante todo el siglo XVII se mantiene en porcentajes9 similares (entre el 83,6 % y el 82,3 % de los casos) a los del siglo XVI. El gráfico muestra que el periodo entre 1800 y 1849 es el que presenta las diferencias menos importantes en cuanto a la posición de los clíticos, pero a partir de entonces, aumentan de nuevo estas diferencias. Se puede observar muy bien que, a partir de 1850, la variante P1 en francés ha desaparecido casi por completo, mientras que en español aumenta su frecuencia de uso.

2.3 Crítica de los factores de Fournier (2002) sobre la desaparición de la subida en francés

[15] Cuando una variante tan viva en siglos pasados desaparece tan bruscamente, como es el caso de la subida de clíticos en francés, parece natural intentar comprender las razones de esta desaparición. Es lo que intentó hacer Marchello-Nizia (1979) presentando algunos factores que podrían haber provocado la desaparición de la variante P1 a favor de P2. Estos factores los retoma Fournier (2002) y los presentamos a continuación.

2.3.1 Infinitivos coordinados

[16] El primer contexto que desfavorecería la subida de clíticos es el de los infinitivos coordinados, en frases como (6) para el francés o (7) para el español:

(6)

Il ne se peut taire ni parler.

(7)

No se puede callar ni hablar.

Según las autoras, este contexto restringe la subida de clíticos por las posibles ambigüedades. De hecho, muchos gramáticos clásicos critican esta posibilidad como lo veremos más adelante (§ 2.3.3.) y es condenada por la Academia Francesa en el s. XIX, según Fournier (2002: 82).

[17] La posible ambigüedad reside en que si sube el clítico hacia el auxiliar modal, el lector o interlocutor podría no saber de qué infinitivo depende. ¿Significa entonces (7) 'no se puede callar ni puede hablar' o 'no se puede callar ni se puede hablar'? En este caso, sí podría haber ambigüedad. Sin embargo, es discutible que esta posible ambigüedad haya podido contribuir a la desaparición de la subida de clíticos en francés por varias razones. La primera es que, según nosotros, de existir una ambigüedad, esta existía también en los siglos XVI y XVII en los que la subida era bastante frecuente en este contexto como lo muestra la tabla 1. Es poco probable que la ambigüedad se convirtiera en un factor decisivo repentinamente a partir del siglo XVII.

Periodo

% de P1

XVI-XVII

73 % (46/63)

XVIII-XIX

2,9 % (3/105)

Tabla 1: Porcentajes de subida de clíticos con infinitivos coordinados

Además, como podemos comprobar en la tabla anterior, en años en que esta variante P1 ya es marginal en esta lengua, se pueden encontrar casos de subida del clítico en porcentajes no muy alejados del que encontramos en contextos sin infinitivos coordinados:

(8)

et je suis persuadé qu'il n'y a point de route où l'on ne se puisse damner ou sauver. Assurément, repris-je, votre langage me confirme dans l'opinion que j'ai eu il y a longtems […] (Tyssot de Patot, Voyages et aventures de Jacques Massé, 1710, Frantext)

(9)

On m'envoie ici le feuilleton. Je ne sais pourquoi ni comment ils m'ont pu découvrir et savoir mon adresse (Courier, Lettres écrites de France et d'Italie, 1825, Frantext)

(10)

Il faut dix jours à votre lettre pour m'arriver. Henry la pourra prendre et se charger de me l'envoyer par les Affaires Etrangères (Chateaubriand, Lettres à Mme Récamier : 1820-1847, 1847, Frantext)

[18] Otra razón es que se trata de un contexto extremadamente poco frecuente en la lengua escrita (en nuestro corpus, solo contabilizamos 168 ocurrencias de este contexto con clíticos) y lo es aún más, nos parece, en la lengua hablada, por lo que, si influyó este contexto en la desaparición de la subida, nos parece que solo debió de ocurrir en la lengua escrita. Además de poco frecuente, es una construcción muy particular que presenta varias posibilidades como queda descrito en Iglesias (2018). De todos estos contextos, el único que podría presentar ambigüedad es el que presenta un único clítico en P1 como en (8) y (9), o como en (11) y (12).

(11)

La reconnoissance de nos parens, de nos enfans et de nos amis, si elle nous peut toucher et chatouiller en l'autre monde, si nous tenons encore à un tel plaisir, nous sommes dans les commoditez terrestres et finies. (Montaigne, Essais, 1592, Frantext)

(12)

Vous avez raison de croire, ma très chère, que je lui ai dit tout ce qui se peut dire et penser sur un tel sujet; j'en ai de bons témoins. (Sévigné, Correspondance : t. 2 : 1675-1680, 1680, Frantext)

En efecto, al haber solo un clítico, el interlocutor puede tener dudas de si el clítico en P1 también depende del segundo infinitivo, como es el caso en (8), (11) y (12), o si, al contrario, solo depende del primero, como en (9). Sin embargo, a la luz de los ejemplos de nuestro corpus, no nos parece que exista mucha ambigüedad.

[19] Finalmente, en español, aunque es cierto que parece limitar la subida (Iglesias 2018), no la impide y hoy sigue siendo posible la subida de clíticos en este contexto, como por ejemplo10 (13), en el que el clítico claramente depende únicamente del primer infinitivo, y (14), en el que también muy claramente depende de los dos.

(13)

Lo que cuenta es que cuando se tiene un amigo de verdad, dispuesto a jugársela y a remover cielo y tierra para que se pueda usted casar en toda regla y empezar a traer criaturas al mundo (Zafón, El prisionero del cielo, 2008, CDH)

(14)

a mí me pueden escupir y pegar, eso es fácil porque soy ciego. (Cela, Mazurca para dos muertos, 1983, CDH)

Por todo esto, nos parece poco probable que este contexto, que se puede encontrar en otras lenguas y además que es tan poco frecuente en francés, haya podido ser decisivo en la desaparición de la variante P1.

2.3.2 La auxiliación con être

[20] El francés, como es bien sabido, tiene dos auxiliares para formar los tiempos compuestos: être y avoir. Sin entrar en los detalles de todos los contextos en los que se utiliza uno y otro auxiliar, es de especial interés señalar que en esta lengua, en tiempos compuestos, cuando el verbo se construye con un pronombre reflexivo, el auxiliar cambia. De esta manera pasamos de usar el auxiliar avoir en (15) a être en (16):

(15)

Il a tué. 'Ha matado'.

(16)

Il s'est tué. 'Se ha matado'.

Por consiguiente, en CV con un pronombre reflexivo, si el clítico sube, se ha de cambiar el auxiliar y pasar de avoir a être como lo indican los ejemplos siguientes:

(17)

Il a dû se taire. 'Ha tenido que callarse'.

(18)

Il s'est dû taire. 'Se ha tenido que callar'.

[21] Este cambio de auxiliar podría haber facilitado que los clíticos reflexivos no subieran. En la figura 3, usando los datos de nuestro corpus completo11 , se observa muy bien como cae de manera bastante significativa el uso de P1 a partir del tercer tercio del siglo XVII. También nos permite observar que este uso de P1 siempre ha sido más bajo en tiempos compuestos con clíticos reflexivos (tercera línea), por lo que parece ser un indicador de que este contexto siempre desfavoreció la subida, al ser desde el siglo XVI la variante minoritaria en este contexto. Además, el uso de P1 con clítico reflexivo en tiempos compuestos disminuyó rápidamente antes que en los otros contextos (ya a partir del segundo tercio del siglo XVII). En este sentido, este factor de la auxiliación con être sí podría parecer determinante para explicar la desaparición de la variante P1 en francés al ser, sin duda, el primer contexto en el que esta variante ha dejado de usarse con frecuencia. Sin embargo, también es importante señalar que este contexto (tiempo compuesto con clítico reflexivo) es muy poco frecuente en nuestro corpus, puesto que solo representa un 3,4 % por ciento de todos los casos del corpus (524/15584).

Figura 3: Porcentajes de subida en CV no compuestos, en CV compuestos con un clítico no reflexivo y con un clítico reflexivo

2.3.3 La ambigüedad de incidencia

[22] Este tercer factor correspondería a los casos de ambigüedad que podrían existir en español con verbos como parecer, con el que frases como la (19) podrían ser interpretadas de dos maneras muy diferentes:

(19)

Me parece ceder.

En efecto, (19) podría ser interpretado como 'parece que me cede' (con subida de clítico) o 'me parece que cede' (donde el clítico dependería del primer verbo). No parece razonable afirmar que este factor pueda ser determinante, ya que esta posible ambigüedad existe en otras lenguas, y además, es muy poco probable que, gracias al contexto, frases de este tipo puedan resultar ambiguas para el interlocutor o lector.

2.3.4 La ambigüedad morfofonética

[23] En francés, no se pronuncia la -r del infinitivo en los verbos del primer grupo (ni tampoco, durante un periodo, en los verbos en -ir). Por consiguiente, se puede confundir con un participio pasado12. De esta manera, se podrían confundir en la lengua hablada (20) y (21).

(20)

Tu le veux cacher. 'Lo quieres esconder'.

(21)

Tu le veux caché. 'Lo quieres escondido'.

Obviamente, esto solo podría producirse en la lengua hablada. Además, estos contextos de ambigüedades posibles son muy poco frecuentes, por no decir casi inexistentes, gracias al contexto.

2.3.5 Primeras conclusiones

[24] Lo primero que sorprende en estos cuatro factores es que se mezclan algunos que solo pueden ser relevantes en la lengua escrita (como los infinitivos coordinados, contexto extremadamente poco frecuente en la lengua hablada) con factores que únicamente pueden ser significativos en la lengua hablada como el de la ambigüedad morfofonética. El único factor que parece que puede haber incidido en la desaparición de la variante P1 en francés es el de la auxiliación con être, pero incluso este factor es tan poco frecuente que no nos parece muy prudente afirmar que pueda ser decisivo.

2.4 La situación en el siglo XX en francés y en español

2.4.1 El caso del español

[25] Como ya se ha explicado, en español, hoy, la variante P1 sigue siendo posible, y, tras una disminución brusca en los siglos XVIII y XIX en la lengua escrita, parece ser cada vez más usada durante el siglo XX. Por otra parte, muchos estudios sobre subida de clíticos muestran que los porcentajes de subida son mucho más importantes en la lengua hablada que en la lengua escrita13. Recordemos que Davies (1995: 378) afirma que es probable que en la lengua hablada nunca haya existido esta disminución importante del uso de P1:

A more plausible account, perhaps, is that there has been a syntactic bifurcation (probably since Middle Spanish), in which clitic climbing has become progressively less common in the written register, but has remained popular in spoken Spanish, at about the Old and Middle Spanish levels.

En efecto, cuando observamos los distintos corpus históricos y los corpus actuales, nos encontramos con porcentajes de subida similares en el español hablado hoy y en el español escrito de finales del siglo XVII.

[26] Nuestra hipótesis es que se produjo un cambio en la interpretación de los complejos verbales en la lengua escrita, pero en español hablado, esta reestructuración no consiguió prosperar nunca. El hecho de que no consiguiera prosperar en la lengua hablada puede ser una de las razones por las que, durante el siglo XX, los porcentajes de subida vuelven a aumentar en la lengua escrita, en la que, por lo demás, tampoco debió de producirse una presión normativa tan fuerte como en francés.

2.4.2 El caso del francés

[27] En francés, como ya hemos visto, la variante P1 desaparece durante el siglo XX después de unos dos siglos en los que estuvo moribunda con porcentajes de uso bajísimos. Hoy, no parece aceptable ni gramatical la subida de clíticos en la lengua hablada. Ahí radica la mayor diferencia entre español y francés. Según nuestra hipótesis, también debió de existir una presión normativa en francés acerca de la posición del clítico, por lo que observaremos en el párrafo siguiente las observaciones de los distintos gramáticos de los siglos XVIII y XIX. Según esta hipótesis, habría que señalar que la variante P1 tuvo que desaparecer antes en la lengua escrita que en la lengua hablada. Esto es algo extremadamente difícil de verificar, pero no imposible.

[28] Resulta, en efecto, que en el Atlas linguistique de la France (ALF), realizado entre 1897 y 1901, podemos observar una vitalidad mucho más importante de la variante P1 que en los corpus escritos. Existen cuatro mapas en los que se puede observar si se produce o no la subida de clíticos en francés en los albores del siglo XX. Son los mapas ALF0065 je veux l'attacher, ALF0745 il fallait le laisser, ALF1277 tu aurais dû te taire y ALF1650 je n'ai pas osé le lui dire. En estos cuatro mapas, aparecen casos de subida frecuentemente en muchísimas localidades del sur de Francia, por lo que, sin lugar a duda esta variante sobrevivió durante mucho más tiempo en las variedades meridionales del francés que en las del norte y que en la lengua escrita. Su desaparición (si realmente desapareció) debió producirse mucho más recientemente en esas zonas.

3 La reestructuración de los complejos verbales

[29] Al no convencernos los factores lingüísticos que, según Fournier (2002), explican la desaparición de la variante P1 en francés y al no haber tampoco para el español factores lingüísticos que justifiquen la rápida disminución en el uso de P1 y su posterior aumento durante el siglo XX, nuestra hipótesis es que se debieron unir factores lingüísticos14 y factores extralingüísticos (como la presión normativa o el marcaje de una de las variantes) que tuvieron que desempeñar un papel importante. Sin embargo, no debieron surtir el mismo efecto en las dos lenguas porque en español, no solo no desapareció P1, sino que, además, estamos convencidos de que esta variante se usa cada vez más.

3.1 La reestructuración en las gramáticas

[30] No podemos, por las limitaciones obvias debidas al formato de un artículo, hacer una recopilación y un comentario exhaustivo de todas las observaciones de los distintos gramáticos franceses y españoles acerca de la posición de los clíticos en los CV: solo analizaremos algunas de ellas.

3.1.1 Observaciones de los gramáticos franceses

[31] Vaugelas (1647: 269-270) considera que las dos variantes son buenas, pero prefiere la variante P1 al considerarla mejor porque es más frecuente. Esta opinión es interesante porque muestra que ya en el siglo XVII, periodo a partir del cual la variante P1 empieza a usarse cada vez menos, existe un cuestionamiento gramatical por parte de los locutores acerca de qué variante es la mejor. Es un cuestionamiento, nos parece, típico de la época clásica y que seguramente no existiría durante la Edad Media. Al coincidir dos variantes con, a priori, el mismo significado, una debe estar de más. Este cuestionamiento personal legítimo para algunos locutores provoca la aparición de este 'debate' en documentos gramaticales prescriptivos, como es el caso de la obra de Vaugelas (1647).

[32] En sus observaciones sobre esta obra, Patru & Corneille (1738 [1647]) afinan un poco más las de Vaugelas, al decir que ambas variantes pueden usarse y que lo que rige la elección de una u otra es cómo suena. Para ellos, algunas veces, suena mejor la variante P1 como en (22), y otras, la variante P2 como en (23).

(22)

Je ne le veux pas faire

(23)

Celui que je viens de vous nommer

Sorprende este juicio muy subjetivo, que no se basa en ningún criterio lingüístico, pero siglos más tarde, en 1946, el gramático Louis Dubois, acerca de la posición de los clíticos en español, afirma lo mismo cuando escribe: «C'est l'oreille qui en décide» (Dubois 1946, § 110). Lo interesante de la observación de los dos gramáticos franceses es que advierten de que no hay que usar la variante P1 cuando dos infinitivos van coordinados.

Il y a pourtant des occasions, où non seulement il vint se justifier est meilleur que il se vient justifier, mais où ce dernier serait une faute. Ainsi il ne faut pas dire, il se vint justifier, et répondre aux accusations qu'on lui avait faites. La raison est que ces premiers mots il se vint, ne se rapportent pas moins à répondre qu'à justifier, et qu'on trouve dans cette phrase, il se vint répondre, qui est mal, parce que le pronom se y est superflu. (Patru & Corneille 1738 [1647]: 394-396)

Aquí dan una razón lingüística clara: el clítico situado a la izquierda del verbo conjugado se interpretará como dependiente de los dos infinitivos. Y, como podemos comprobar en nuestro corpus, esto se produce con bastante frecuencia durante el siglo XVII15. El que pudiera existir ambigüedad nos parece que demuestra que la reinterpretación de los CV aún no se había producido. En efecto, si el locutor interpreta el CV como una estructura bioracional, la repetición del clítico sería obligatoria.

[33] Olivet (1767), en un momento en el que P1 ya se usa cada vez menos16, explica que aconseja su uso, aunque dice que ambas son correctas. Sin embargo, y como decíamos antes, él también sigue la tendencia de querer mantener una única forma17, sin dar, eso sí, ningún criterio lingüístico sino simplemente 'histórico', puesto que privilegia seguir los usos de los antiguos Maestros de la literatura. De nuevo, esta preferencia por P1 parece indicar que la reinterpretación de los CV todavía no era la 'norma' en el francés de esa época y que algunos locutores seguirían interpretando los CV como una estructura unimembre.

[34] Girault-Duvivier (1840 [1811]) explica que varios gramáticos (Lamothe-Levayer y Féraud) pensaban que era preferible situar el pronombre junto con el infinitivo que lo rige, siendo este un criterio sintáctico claro, prueba de que algunos locutores reinterpretaron los CV en aquella época. En efecto, recordamos que la subida se produce si la estructura interna del CV muestra una unidad entre los dos verbos (lo que Rizzi 1976, 1982 llama reestructuración). Nos parece bastante claro con este cambio de criterio por parte de los gramáticos, que, a partir del siglo XVII o XVIII, se produce otra reestructuración, en la que se considera el CV como una construcción bioracional, con dos verbos, de ahí que se privilegie la variante P2.

[...] il étoit beaucoup mieux de placer le pronom avant l'infinitif qui le régit ; effectivement, […] , cela est plus analogue au génie de la langue, qui est de rapprocher, autant qu'elle peut, les mots qui ont relation entre eux. (Girault-Duvivier 1840 [1811]: 362)

Sin embargo, este autor explica que, aunque hay que seguir este consejo, se puede, por cuestiones de variedad o de melodía, usar la variante P1.

[35] Encontramos pues, otra vez, la idea de que las dos variantes no son exactamente iguales en cuanto a la melodía, al ritmo. De ahí que Quicherat (1838: 102), en su tratado de versificación francesa, explicara que P1 es más «elegante» en poesía. Estas observaciones a favor de P1 (la de Olivet o la de Quicherat) muestran que esta variante parece estar en los siglos XVIII y XIX bastante marcada como arcaica (por ser la forma que usaban antiguamente los Maestros) y estilísticamente como poética. Todo esto ha podido influir en un uso cada vez menor en la lengua hablada también, aunque, como ya hemos visto, en el sur de Francia, se siguió usando, y seguramente con bastante frecuencia, esta variante durante los primeros años del siglo XX al menos.

[36] La posibilidad de situar el clítico junto a V1 en los CV en el francés hablado en el sur de Francia pudo ser favorecida por el contacto con otras lenguas en las que esta variante no estuviera marcada como es el caso en occitano, catalán o incluso el castellano. Este contacto pudo provocar que P1 no desapareciera tan rápidamente como en el norte por no estar tan marcada social y estilísticamente.

3.1.2 Observaciones de los gramáticos españoles

[37] Aunque en español la variante P1 no dejó nunca de usarse, es cierto que su uso disminuyó drásticamente en los siglos XVIII y XIX en la lengua escrita. ¿Por qué? Probablemente por la reestructuración de la que hablamos para el francés. En español también, y en la lengua escrita (en la que la reflexión sintáctica y el control de lo que uno escribe es mayor) en particular, se debieron de reinterpretar los CV como una estructura bioracional y ya no un grupo verbal unido, de ahí que quizá se considerara que el clítico debía situarse junto al infinitivo que lo rige y no junto a otro verbo.

[38] Efectivamente, ya en 1535, periodo en el que P1 es la variante casi sistemática, Valdés (1998 [1535]: 234-235) en su Diálogo de la lengua escribe: «Dévese también huir toda manera de decir que tenga mal sonido, como es diciendo me he de perder, adonde, como veis, estaría mejor y más galanamente he de perderme». Se observa aquí lo mismo que en algunas observaciones de gramáticos franceses: una variante suena mejor que otra.

[39] En tratados de lengua posteriores no se encuentran muchas referencias a la posición del clítico en CV, pero, en el siglo XIX, sí las encontramos, coincidiendo con el periodo en el que la subida se ha hecho mucho menos frecuente, aunque la mayoría de esas referencias sean breves y mucho menos prescriptivas que en francés.

[40] Pelegrin (1825: 142), por ejemplo, afirma:

Cuando hay dos verbos juntos con un pronombre que es el régimen del verbo, se coloca indiferentemente antes ó después del primer verbo ó después del segundo, como: le voy á buscar, voyle á buscar, voy á buscarle, yo preferiría el último modo.

Lo importante es que la colocación es indiferente, o sea que las variantes son sinónimas para el autor. Su preferencia por una de ellas es, por consiguiente, personal y se puede deber a un criterio estilístico.

[41] Martínez de Novoa (1839: 267-268) mantiene una posición similar, aunque él no muestra preferencia alguna por una de las variantes:

Cuando el infinitivo lleva verbo determinante, el objeto se puede hallar en uno de estos casos, á saber, ó se puede aplicar al determinante i al determinado, ó solamente al determinante, ó solo al determinado. Si se puede aplicar igualmente á los dos, se podrá colocar delante ó detrás de ellos, v. g. le pudo alcanzar, púdole alcanzar, pudo alcanzarle.

[42] Bello (1841: 53, 1847: 273) también se refiere a la posición de los pronombres complementos sin enunciar en ningún momento preferencia alguna por una de las variantes.

4a Tanto en el infinitivo como en el jerundio puede anteponerse el afijo al verbo determinante v gr me estaba levantando si se quiere pasear.

Pero hay muchos verbos que pueden llevar como afijos o enclíticos (según las reglas precedentes) los casos complementarios del infinitivo que les sirve de complemento, o que sirve de término a una preposición regida por ellos: «Se lo quiero, debo, puedo confiar»; «Quiéroselo, déboselo, puédoselo confiar», en lugar de «Quiero, debo, puedo confiárselo»; como también se dice: «Se lo iba ya a referir», «Íbaselo ya a referir», «Iba ya a referírselo»; «Le salieron a recibir», «Saliéronle a recibir», «Salieron a recibirle»; «Lo sabe hacer», «Sábelo hacer», «Sabe hacerlo»; «No lo alcanzo a comprender», «No alcanzo a comprenderlo». Lo mismo se practica con el gerundio: «Me estoy vistiendo», «Estoime vistiendo», «Estoy vistiéndome».

[43] Se observa claramente una posición muy diferente por parte de los gramáticos de la lengua española frente a los franceses. En ningún momento, en los textos españoles (excepto en el de Valdés), aparecen observaciones de carácter prescriptivo que invitarían a situar el pronombre junto al infinitivo. Esto podría ser revelador de que P1 no era una variante tan marcada en español como en francés y, al no estar tan marcada, no se desarrolló en español una presión normativa tan fuerte como en francés para privilegiar la variante P2. Esto explicaría por qué en español nunca dejó de usarse P1 y sí en francés: sería, pues, un cúmulo de factores lingüísticos18 y extralingüísticos (presión normativa, marcaje de la variante P1) lo que explicaría las diferencias actuales entre francés y español. Para intentar demostrarlo, vamos a verificar qué pasa en los idiolectos de nuestro corpus. Nuestra hipótesis es que, si la presión normativa es más fuerte y si P1 es una variante más marcada en francés, debería haber menos variación interidiolectal que en español.

3.2 Variantes invisibles

[44] Antes de observar y comentar los posibles efectos del marcaje de la variante P1 y de la posible presión normativa en los distintos idiolectos de nuestro corpus, quisiéramos definir aquí un concepto básico, a nuestro entender, para comprender la variación y el cambio lingüístico. Se trata del concepto de variantes invisibles definido por Barra Jover (2009). Para intentar explicar el cambio lingüístico, el autor parte de la hipótesis de que existen variantes visibles y variantes invisibles, y define estas últimas de esta manera:

Una variante invisible existe cuando un mismo locutor puede usar para la función A la variante a1 y la variante a2 sin tener conciencia de ello (sin dominar la alternancia) y sin que ello dependa de la situación. (Barra Jover 2009: 20)

[45] En las páginas siguientes (Barra Jover 2009: 24-25) explica que una variante puede emerger en un momento dado «y presentarse como competidora para una función dada». Es, al fin y al cabo, lo que pasó con la variante P2 que emerge a partir del siglo XIII o XIV cuando empieza a competir, aunque tímidamente durante dos o tres siglos, con P1 tanto en francés como en español. Luego, esta variante puede ascender, es decir, convertirse en la variante más usada. Es lo que pasó con P2 entre los siglos XVII y XIX. Una variante puede también «descender y quedar marcada ya sea por estigmatización ya sea por elevación sociales o regionales». Esto es precisamente lo que creemos que ha ocurrido con P1 en francés, lengua en la que la variante P1 ha quedado relegada a un registro poético en lo escrito y probablemente estigmatizada por ser una variante muy marcada geográficamente19. Finalmente, una opción es que la variante que ha quedado marcada pueda o no desaparecer. Esto es lo que ocurrió en francés. En español, P1 no desapareció, seguramente porque nunca ha sido una variante marcada ni social ni geográficamente.

[46] De esta manera, si adoptamos el modelo abstracto que propone el autor en su trabajo, la evolución de la posición de los clíticos en los CV en francés y en español quedaría reflejada en las figuras siguientes:

T 1

T 2

T 3

P1

P2 (emergencia)

P2 (ascenso)

P1 (descenso y marcaje)

P2

(P1) (desaparición)

Tabla 2: Evolución de la posición de los clíticos en los CV en francés (modelo propuesto por Barra Jover 2009)

T 1

T 2

T 3

P1

P2 (emergencia)

P2 (ascenso)

P1 (descenso pero no marcaje)

P1 (ascenso)

P2 (descenso pero no marcaje)

Tabla 3: Evolución de la posición de los clíticos en los CV en español (modelo propuesto por Barra Jover 2009)

[47] En estos dos cuadros, T representa los cortes temporales y, en nuestro caso, T1 equivaldría al periodo situado entre el siglo XIII y el siglo XVI más o menos, tanto para el francés como para el español. T2 sería el periodo situado entre el siglo XVII y XIX y T3 a partir del siglo XX.

[48] Según todo lo dicho, consideramos que, en español, las dos variantes siempre han sido globalmente invisibles para la mayoría de los locutores por lo que, en un corpus de idiolectos, la variación entre los locutores puede llegar a ser muy importante a partir de los siglos XVIII y XIX, pero todos los locutores usarían las dos variantes en porcentajes significativos (más del 10 % de los casos20). En cambio, en francés, al estar muy marcada la variante P1 durante este mismo periodo, es esperable que la variación interidiolectal sea mucho más reducida y que los porcentajes de subida sean significativamente bajos en todos o casi todos los idiolectos estudiados.

3.3 La variación interidiolectal en el corpus y las diferencias entre francés y español

[49] Las producciones del corpus español y francés han sido repartidas en 8 periodos temporales de 50 años cada uno a partir de 1550 hasta 1950. Para cada periodo y para cada lengua se han recogido los datos de cuatro idiolectos (salvo para la segunda mitad del siglo XIX de la que solo se han tomado tres en el corpus francés). A continuación, compararemos los datos relevantes de los idiolectos por lengua y por periodo. De esta manera podremos validar o no los modelos de evolución presentados en el párrafo anterior en las tablas 2 y 3.

3.3.1 Los idiolectos franceses

Periodo

Autores

% de P1 (números absolutos)

1550

-

1599

Des Périers

96,4 % (53/55)

Montaigne

91,3 % (337/369)

Marguerite

99,3 % (144/145)

Rabelais

91,2 % (31/34)

TOTAL PERIODO

94 %

1600

-

1649

Mersenne

61,6 % (98/159)

Peiresc

86,2 % (758/879)

Urfé

80,3 % (1323/1648)

Voiture

81,8 % (243/297)

TOTAL PERIODO

81,2 %

1650

-

1699

Aulnoy

20,7 % (34/164)

Bussy-Rabutin

65 % (202/311)

Retz

79,7 % (447/561)

Sévigné

40 % (386/964)

TOTAL PERIODO

53,5 %

1700

-

1749

Dangeau

46,4 % (32/69)

Marivaux

2,4 % (7/288)

Prévost

4,7 % (32/680)

Vauvenargues

9,5 % (12/126)

TOTAL PERIODO

7,1 %

1750

-

1799

Lespinasse

1 % (2/193)

Mirabeau

3 % (12/405)

Rousseau

9,7 % (54/558)

De Stael

1,3 % (4/317)

TOTAL PERIODO

5 %

1800

-

1849

Ampère

2,8 % (16/567)

Courier

23,3 % (40/172)

Flaubert

3,1 % (4/131)

Lamartine

1,8 % (3/171)

TOTAL PERIODO

6,1 %

1850

-

1899

Hugo

0,3 % (1/383)

Mallarmé

2,4 % (3/125)

Sand

0 % (0/370)

TOTAL PERIODO

0,5 %

1900

-

1949

Alain-Fournier

3,7 % (12/321)

De Beauvoir

0,3 % (1/335)

Sartre

0,8 % (2/239)

Weil

0,3 % (1/344)

TOTAL PERIODO

1,3 %

Tabla 4: La subida de clíticos en la historia del francés (31 idiolectos)

[50] Presentamos, en la tabla 4, los porcentajes de empleo de la variante P1 por periodo, en todos los idiolectos seleccionados para el corpus francés y, entre paréntesis, los números absolutos (casos de P1/total de los casos). Al observar detenidamente las producciones del primer periodo (único periodo de nuestro corpus en el que la subida representa más del 90 por ciento de los casos), nos damos cuenta de que en dos de los idiolectos (Des Périers y Rabelais), la variante P2 se produce únicamente en frases negativas y con pronombres reflexivos, único contexto en el que alterna con P1. Sin embargo, no podemos afirmar rotundamente que P2 se limita a ese contexto en estos dos idiolectos por las pocas ocurrencias encontradas. En las producciones de Marguerite d'Angoulême, solo encontramos un caso de P2, por lo que parece que P1 es todavía en su idiolecto la única variante posible en la inmensa mayoría de los casos. Sin embargo, en el idiolecto de Montaigne, aunque los porcentajes muestran una clara preferencia por P1, la variación aparece en contextos muy frecuentes y no limitados como en los idiolectos anteriores:

(24)

Quand je pourroy me faire craindre, j'aimeroy encore mieux me faire aymer. (Montaigne, Essais, 1592, Frantext)

(25)

[…] suis je à cette heure en aage où l'on me puisse reprocher d'abandonner trop tost la vie ? (Montaigne, Essais, 1592, Frantext)

[51] En este idiolecto, a pesar de que P2 represente menos del 10 % de los casos, al no haber contextos en los que esta variante parece verse limitada, nos parece que las dos variantes ya eran invisibles, o sea incontroladas. El hecho de que el porcentaje de una variante sea tan bajo no impide que no esté marcada, ni que sea invisible por parte del locutor. De hecho, Iglesias (2012: 329), basándose en su corpus, indica que en las producciones de Cela, Abasolo y Zafón la subida se produce casi sistemáticamente con los CV estar e ir + gerundio (entre el 91,5 % de los casos para Abasolo y el 97,5 % para Cela). Sin embargo, advierte:

Il est très peu probable que les énoncés présentant le clitique à droite soient marqués ou même visibles pour eux. La position à gauche serait uniquement une règle, inconsciente et partagée par tous, mais, sans marquage du pronom. (Iglesias 2012: 329)

[52] En efecto, a pesar de los porcentajes bajísimos de P2 con estos CV, nos parece imposible que los casos en los que se producen parezcan raros, agramaticales o simplemente visibles para el lector: es decir, difícilmente un lector se dará cuenta de la posición del clítico, que le parecerá totalmente natural a pesar de ser extremadamente poco frecuente.

[53] Claramente invisibles, por producirse en los mismos contextos sintácticos, nos parecen las dos variantes durante todo el siglo XVII, aunque observamos diferencias significativas según los idiolectos. Podría ser relevante que los dos primeros idiolectos que presentan más casos de P2 que de P1 sean dos mujeres (Marie-Catherine d'Aulnoy y Madame de Sévigné). Obviamente, resulta arriesgado proponer una explicación que tenga que ver con el sexo de los escritores por el número relativamente bajo de idiolectos analizados durante este periodo. Sin embargo, el hecho de que pueda existir variación según el sexo es algo ampliamente estudiado en sociolingüística21. Tradicionalmente, se suele calificar el habla femenina de más próxima al estándar, de más conservadora también. En este sentido, se suele pensar, como explica Silva-Corvalán (2001: 98) que «las mujeres no son frecuentemente iniciadoras del cambio». Sin embargo, como bien explica la autora, a veces se encuentran casos contrarios en los que las mujeres adoptan las variantes innovadoras, como sería el caso de la posición del clítico en los CV. Este hecho no es algo contradictorio, puesto que una variante innovadora puede coincidir con una variante que está siendo aceptada por el dialecto estándar y, si nos atenemos a la evolución de la posición de los clíticos en los CV, parece evidente que, en aquella época, P2 se está convirtiendo en la variante dominante, por lo que no sorprende, al fin y al cabo, que sean dos mujeres las que presenten los porcentajes de P2 más elevados. Además, podría ser un indicio de que la variante P1 empieza un proceso de marcaje.

[54] Iglesias (2015a) indica que la variación en los contextos simples es todavía muy importante durante el siglo XVII. Sin embargo, en otros contextos, es decir, en contextos en los que la reestructuración de los CV (desde una forma verbal unida hacia una construcción bioracional) como es el caso de los contextos con infinitivos coordinados, los complejos verbales múltiples (con más de dos verbos) o en los contextos de interposición, se puede observar que, en algunos idiolectos, la variante P1 parece haber desaparecido. Llama la atención también que en uno de estos contextos (infinitivos coordinados), el idiolecto que no presenta nunca la variante P1 como posible es el de Madame de Lafayette, otra mujer22.

[55] A partir del siglo XVIII se acelera el cambio y los porcentajes de P1 se hacen muy minoritarios. Tan solo dos idiolectos de nuestro corpus presentan porcentajes superiores al 10 por ciento de los casos para P1 a partir de 1700. Se trata de Dangeau, a principios del siglo XVIII, con porcentajes de subida similares a los de Madame de Sévigné, siendo ambos autores contemporáneos, y el segundo autor es Courier, ya en el siglo XIX. Para estos dos autores, dados los porcentajes relativamente elevados todavía de la variante P1, las dos variantes seguramente eran invisibles al producirse en los mismos contextos.

[56] Sin embargo, observamos claramente que, a partir del siglo XVIII, P1 se ha convertido en una variante casi abandonada por todos los idiolectos: ya no existe apenas variación interidiolectal, al contrario de los periodos anteriores. Por consiguiente, durante todo este periodo que va desde principios del siglo XVIII hasta el siglo XX, la variante P1 debía de estar muy marcada y fue abandonada en la lengua estándar.

3.3.2 Los idiolectos españoles

[57] En español, como ya avanzamos, probablemente la variante P1 no llegara nunca a estar marcada, por lo que, aunque su uso fue cada vez menor hasta el siglo XIX, nunca dejó de usarse por completo. Además, como lo muestra la tabla 3 con los porcentajes de subida en todos los idiolectos españoles de nuestro corpus, la variación interidiolectal siempre ha sido mucho más importante. Estos datos parecen indicar que esta reestructuración empieza a aparecer en algunos idiolectos ya a principios del siglo XVII con porcentajes de P1 que empiezan a bajar considerablemente en los idiolectos de Mateo Alemán o de Cervantes. Sin embargo, no es sino hasta el siglo XIX cuando los datos de nuestro corpus muestran una clara preferencia por P2. Nos parece claro que, en ese momento, P2 es la variante preferida por la mayoría de los escritores por la reestructuración de los CV, pero P1, al contrario de lo que pasa durante el mismo periodo en francés, sigue usándose con relativa frecuencia. Además, el hecho de que los idiolectos femeninos no presenten la coherencia que sí observamos en nuestro corpus francés podría ser un indicador de que P1 no llegó nunca a conocer un proceso de marcaje como en francés, aunque, evidentemente, habría que verificar la posible influencia de la variable sexo en la posición de los clíticos en los complejos verbales durante este periodo entre el siglo XVII y el siglo XIX.

Periodo

Autores

% de P1 (números absolutos)

1550

-

1599

Villalón

98,2 % (274/279)

Anónimo

92,4 % (182/197)

Fray Luis de Granada

91,7 % (1082/1180)

Pineda

92,2 % (1529/1658)

TOTAL PERIODO

92,5 %

1600

-

1649

Mateo Alemán

75,5 % (231/306)

San Juan Bautista

91,5 % (1850/2021)

Juan Méndez Nieto

94,4 % (185/196)

Cervantes

70,1 % (814/1161)

TOTAL PERIODO

83,6 %

1650

-

1699

Gracián

71,7 % (190/265)

Cobo

90,7 % (303/334)

Zabaleta

85,1 % (172/202)

Barionuevo

80,2 % (207/258)

TOTAL PERIODO

82,3 %

1700

-

1749

Garau

67,5 % (260/385)

Lantery

88,5 % (139/157)

Torres Villarroel

71,2 % (223/313)

Feijoo

54,9 % (1503/2740)

TOTAL PERIODO

59,1 %

1750

-

1799

Cadalso

47 % (63/134)

Isla

68,2 % (262/384)

Jovellanos

50,7 % (179/353)

Montengón

50,4 % (355/704)

TOTAL PERIODO

54,5 %

1800

-

1849

Moratín

26,3 % (79/221)

Fray Francisco de Alvarado

30,3 % (125/413)

Galiano

15 % (67/448)

Espronceda

22,9 % (50/218

TOTAL PERIODO

23,3 %

1850

-

1899

Alarcón

16,4 % (80/487)

Sor Ángela de la Cruz

46,3 % (69/149)

Galdós

31,7 % (1284/4054)

Pardo Bazán

26,1 % (93/356)

TOTAL PERIODO

30,2 %

1900

-

1949

Pío Baroja

73,5 % (798/1085)

Jardiel Poncela

23,5 % (63/268)

Cela

48,8 % (121/248)

Delibes

47,7 % (116/243)

TOTAL PERIODO

59,5 %

Tabla 5: La subida de clíticos en la historia del español (32 idiolectos)

4 Conclusiones

[58] En francés, al asociarse P1 con un marcaje estilístico (queda relegada a la lengua poética) y un marcaje dialectal23, esta variante pudo desaparecer muy fácil y rápidamente en la lengua estándar y en la lengua coloquial de las variedades septentrionales. Además, estos marcajes de la variante P1 han podido coincidir con una nueva reestructuración de los CV: los locutores (y seguramente más los escritores cultos) evitan alejar el clítico de su infinitivo rector, de ahí que en algunos contextos (como el de infinitivos coordinados visto en el § 2.3.1.) los gramáticos aconsejen su abandono.

[59] En español, el marcaje nunca ha sido tan fuerte como lo muestra la variación mucho más importante en todos los idiolectos comparada con el francés. Es probable que en español la subida siempre haya pertenecido a las gramáticas individuales de todos los locutores en mayor o menor grado, pero nunca como una variante marcada.

[60] La presión normativa pudo desempeñar en este marcaje diferente de P1 un papel importante en francés. Se ha podido observar, al estudiar el contenido de diversas gramáticas francesas, que se desaconseja a menudo el uso de P1 en el siglo XVIII, recomendación que no se encuentra en las gramáticas españolas.

[61] Como otra prueba posible de ello, cabría destacar el caso del catalán, lengua geográficamente situada entre el español y el francés, pero que presenta datos y tendencias diferentes y no intermedias, puesto que la subida es bastante más frecuente hoy en el catalán hablado24. Como mero apunte que merecería un desarrollo mayor en otro trabajo cabe destacar que la presión normativa en catalán nunca pudo llegar a ser tan fuerte como en francés o español al no haber gramáticas del catalán antes del siglo XX. Además, en su gramática del catalán publicada en 1956, Fabra (1956: 88) expresa claramente que las dos variantes son aceptables y precisa que P1 es la variante preferida en la lengua hablada.

En aquests conjunts [modals i aspectuals] els pronoms febles complements del verb en infinitiu poden anteposar-se al verb principal i aquesta anteposició, perfectamente admissible, és sens dubte la preferentment usada en la llengua parlada.

Hoy sigue vigente esta visión del fenómeno en catalán:

Si bé totes dues posicions són adequades en registre estàndard, cal saber que en registres marcadament formals és preferible escriure els pronoms darrere el verb (el president va adreçar-se als assistents), mentre que en registres menys formals, orals o col·loquials és preferible posar els pronoms davant del verb (el president es va adreçar als assistents) (UPF 2005)

[62] Esta recomendación marca una clara diferencia estilística entre las dos variantes apuntada por el gramático. ¿Qué nos indica? Que lo más 'natural' sería usar P1, pero si uno escribe, debería seguir la lógica sintáctica de situar el clítico junto a su verbo rector. O sea, la reinterpretación de los CV de la que hablamos anteriormente (pasar de una construcción verbal simple a una construcción bioracional) quizá nunca se produjera en el catalán hablado. De ahí que Paradís (2019), al observar casos de reduplicación pronominal con complejos verbales, considere que en el catalán actual se podría estar volviendo al primer estadio del ciclo de la subida de clíticos: «Així doncs, la presència d'aquest fenomen podria ser un indici d'un canvi d'un patró en què l'AC té un caràcter opcional a un estadi en el qual esdevingui obligatori» (Paradís 2019: 79).

[63] Los datos del español, que muestran un aumento del uso de P1 incluso en contextos escritos, podrían revelar una tendencia similar a la del catalán, aunque en un estadio menos avanzado. Podría ser conveniente, pues, en futuros trabajos, observar de manera más precisa estos casos de reduplicación pronominal en el español y en el catalán hablados, para poder medir su frecuencia y comparar así en qué grado de avance se sitúan ambas lenguas en el ciclo de subida de clíticos.

Bibliografía

ALF = Jules Gilliéron, Edmond Edmont 1902-1910. Atlas linguistique de la France. Paris: Champion. http://lig-tdcge.imag.fr/cartodialect5.

Barra Jover, Mario 2009. Las «variantes invisibles». Dos ejemplos del paso del español medieval al clásico. Cahiers d'Études Hispaniques Médiévales 32, 17-32. https://www.persee.fr/doc/cehm_1779-4684_2009_num_32_1_2064.

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1 El francés no es la única lengua del dominio románico en que la posición del clítico en CV de infinitivo no permite variación. Paradís (2019: 53) apunta que, en algunas lenguas, la subida es obligatoria (es el caso del sardo, de variedades del sur de Italia, del rosellonés y del rumano), mientras que en otras lenguas, incluyendo el francés, la subida es imposible (es el caso del portugués de Brasil, de variedades del norte de Italia, de variedades del Piemontés, de variedades del franco-provenzal y de variedades retorrománicas).

2 Para una bibliografía completa, que recopila los muchos estudios sobre reestructuración, remitimos a la lectura de Paradís (2019: 95 y siguientes).

3 Usamos aquí el mismo término que Rizzi con otro sentido. En este caso, no se trata de una reestructuración para pasar de una estructura bioracional a un grupo verbal unido sino el proceso inverso en el que se pasa de una interpretación unimembre del CV a una estructura bioracional, impidiendo o al menos limitando la subida.

4 Sobre el interés de una metodología basada en el análisis de producciones de idiolectos, léanse Barra Jover (2015) e Iglesias (2012). Hemos decidido buscar únicamente los casos de presencia de clíticos con este CV modal por ser esta construcción la más frecuentemente usada en ambas lenguas y de esta manera, podíamos obtener suficientes ocurrencias comparables. En efecto, la posición del clítico difiere según el tipo de CV empleado (Davies 1995; Iglesias 2012): observar lo que pasa en un único CV permite tener una visión coherente del fenómeno de subida en un contexto particular.

5 Salvo para la segunda mitad del siglo XIX francés en el que solo han sido analizados tres idiolectos, al no presentar los demás idiolectos del corpus un número suficiente de ocurrencias.

6 En su trabajo, Davies (1997) apunta que los estudios diacrónicos anteriores sobre subida de clíticos no contienen suficientes datos: por ejemplo, el importante trabajo de Spaulding (1927) presenta un corpus de dos o tres autores por siglo entre el siglo XIII y el siglo XVIII, y los otros autores usan un corpus todavía más reducido. En este sentido, el trabajo de Davies (1997) y el de Iglesias (2012) aportan más datos y un análisis cuantitativo de estos datos que permite comprender mejor la evolución de este fenómeno. Por esta razón, nos centramos sobre todo en comentar las conclusiones de estos estudios únicamente para presentar un panorama de la evolución de la subida de clíticos.

7 Para el francés, véanse, por ejemplo, Iglesias (2012: 218-219, 2015b: 92) y Fournier (2002: 82). Para el español, Davies (1997: 253-254).

8 Esta hipótesis nos parece muy interesante a pesar de que no permita explicar por qué, en CV con gerundio, los porcentajes de P1 también disminuyen a partir del siglo XVII, aunque más levemente.

9 Los datos de Davies (1997: 254) indican un retroceso de P1 bastante marcado entre el siglo XVI y el siglo XVII, pasando de un 78 % de subida en el XVI a tan solo un 63 % en el XVII. A pesar de todo, estos datos han de ser tomados con cuidado por los errores existentes en la datación de algunas obras. El ejemplo más significativo para ese periodo es que ¡el Quijote tiene como fecha 1582!

10 Ejemplos tomados de Iglesias (2018: 163 y 168 respectivamente).

11 Se han mantenido, para obtener resultados lo suficientemente significativos, todos los datos incluyendo a los autores eliminados después por no presentar suficientes casos de uso de clíticos con CV.

12 De hecho, la confusión entre un infinitivo y un participio en verbos del primer grupo es un error recurrente en los escritos de locutores francófonos.

13 Véanse los trabajos de Davies (1995) e Iglesias (2012), en los que se compara la subida de clíticos en la lengua escrita y hablada. Para una bibliografía y comentarios de los trabajos sobre subida de clíticos en el español hablado actual, remitimos a Iglesias (2012: 50-65).

14 Entre estos factores lingüísticos es posible que entren algunos de los descritos por Fournier (como por ejemplo el contexto de los infinitivos coordinados), unidos a una reestructuración de los CV, interpretados ya no como una unidad verbal que permitiría la subida sino como una estructura bioracional, que impediría dicha variante. Podríamos añadir otro contexto, que Fournier no analiza, que también desfavorece claramente la subida: cuando se intercalan palabras entre los dos verbos del CV. Para una descripción de este fenómeno en la historia del español, véase Iglesias (2012 y 2015a) y para su influencia en el francés del siglo XVII, Iglesias (2015b).

15 En el siglo XVII contabilizamos 23 casos en los que los dos infinitivos deberían regir el mismo pronombre clítico. En 16 de esos 23 casos, el clítico sube y no se repite (un 69,6 % de los casos), en 3 el primer clítico sube, pero se repite y en 4 el primer clítico no sube y, evidentemente, se repite. Esto ya no se produce casi en el siglo XVIII en el que, como ya lo mencionamos, solo hay un caso de subida sin que se repita el clítico (y 17 casos de repetición del clítico sin subida del primero).

16 De hecho, Olivet (1767: 301) lo escribe claramente: «Presque tous nos écrivains aujourd'hui, se font une loi de placer immédiatement ces pronoms avant l'infinitif, qui les régit».

17 Olivet (1767: 301) escribe: «ne laisser que l'un des deux en usage; puisqu'en Grammaire, comme en tout le reste, il faut toujours choisir le meilleur».

18 El principal factor es el de la reestructuración del CV. Esta reestructuración tuvo que provocar una aceleración de la desaparición de P1 en algunos contextos particulares como los que presentan infinitivos coordinados o los que presentan palabras intercaladas entre los dos verbos.

19 Recordemos que los mapas del ALF muestran que P1 parece sobrevivir en la lengua hablada a principios del siglo XX únicamente en las variedades meridionales del francés, variedades, dicho sea de paso, a menudo estigmatizadas en Francia.

20 Esta cifra del 10 % es totalmente arbitraria y subjetiva y no pretende ser una regla definitiva, pero consideramos que, a partir de tal porcentaje de uso de una variante en los mismos contextos, se podría hablar de variantes invisibles y sinónimas. Sin embargo, si una de las dos variantes aparece en porcentajes más bajos que este 10 %, esto no significa que se trate de una variante marcada. Puede tratarse simplemente de una preferencia personal por una variante u otra, pero no creemos que exista un control importante (incluso en la lengua escrita). Iglesias (2012) observa cierto control por parte de Pérez Reverte en sus producciones con porcentajes de subida bajísimos (solo un 5,8 % de subida con poder + infinitivo e incluso un 0 % con deber + infinitivo).

21 Véanse por ejemplo Fontanella de Weinberg (1979), Wolf & Jiménez (1979) y, evidentemente Silva-Corvalán (2001).

22 Obviamente, al observar únicamente los contextos simples en nuestro corpus, la variación es mucho mayor, y nos impide observar qué contextos fueron los primeros en los que la variante P1 dejó de usarse. En un trabajo futuro, podríamos focalizarnos en el estudio de más idiolectos para determinar si, en efecto, la reestructuración de los CV, que creemos tuvo lugar en ese momento, produjo efectos claros en la posición de los clíticos en estos contextos.

23 Aunque no aparezca en las gramáticas francesas este posible marcaje geográfico, el hecho de que P1 aparezca en el ALF solo en el sur, muestra que dicha variante sobrevivió más tiempo en las variedades meridionales que en el norte con su consiguiente y evidente marcaje, al pertenecer el francés estándar a las variedades septentrionales. Basta con buscar en internet y leer la multitud de artículos de prensa o científicos que tratan de la discriminación lingüística sufrida por los locutores de variedades meridionales del francés: un político francés, como Jean-Luc Mélenchon, por ejemplo, se burló públicamente del acento del suroeste de una periodista en 2018, uno entre tantos otros casos de esta discriminación lingüística.

24 No existen muchos estudios cuantitativos sobre la posición de los clíticos en los CV en el catalán actual, al centrarse la mayoría de los estudios en el aspecto diacrónico. Sin embargo, en el trabajo de Illamola & Vila (2015: 50), P1 representa el 79,6 % de los casos con poder + infinitivo. Davies (1995: 374), para el español hablado, apunta un porcentaje muy inferior, en torno al 60 % de los casos.