El marcador discursivo eh en la entrevista semidirigida a habaneros

Notas sobre su origen y funcionamiento

The discourse marker eh in semi-directed interviews with Havanans

Notes on its origin and functions

Marialys Perdomo Carmona

Universidad de Zaragoza (Zaragoza, España)

maripeca84@gmail.com

https://orcid.org/0000-0002-1996-7022

Recibido el 12/4/2023, aceptado el 3/7/2023, publicado el 17/10/2023 bajo la licencia Creative Commons Attribution 4.0 International (CC BY 4.0)

Cómo citar este artículo

Perdomo Carmona, Marialys 2023. El marcador discursivo eh en la entrevista semidirigida a habaneros. Notas sobre su origen y funcionamiento. Studia linguistica romanica 2023.10, 1-34. https://doi.org/10.25364/19.2023.10.1.

Resumen

La forma eh ha sido considerada un expletivo (Cortés Rodríguez 1991), una muletilla (Rabanales & Contreras 1992), una pausa llena (Briz Gómez 1998) y un marcador del discurso (Poblete Bennett 1996; Montes 1999; Martín Zorraquino & Portolés Lázaro 1999; Valencia Espinoza 2014). El objetivo de este artículo es exponer algunas hipótesis sobre su origen como marcador discursivo y analizar su funcionamiento en una muestra del habla de La Habana, a partir de las investigaciones previas y del análisis de 36 entrevistas semidirigidas. Eh se origina por un motivo articulatorio y se acopla a la interjección, de la que rescata el matiz de señalamiento al oyente. Aporta una pausa discursiva, pues funciona como un marcador metadiscursivo reflejo, recurso del propio hablante, o como un mediador de una operación discursiva específica, recurso orientado hacia el oyente.

Abstract

The form eh has been considered an expletive (Cortés Rodríguez 1991), a filler (Rabanales & Contreras 1992), a filled pause (Briz Gómez 1998) and a discourse marker (Poblete Bennett 1996; Montes 1999; Martín Zorraquino & Portolés Lázaro 1999; Valencia Espinoza 2014). The aim of this article is to present a number of hypotheses about its origin as a discourse marker and to analyze its functions in a sample of Havana speech, based on previous research and the analysis of 36 semi-directed interviews. Eh originates from an articulatory motivation and is related to the interjection eh, from which it retains the nuance of pointing to the listener. It provides a discursive pause, as it functions as a reflexive metadiscursive marker (a resource of the speaker) or as a mediator of a specific discursive operation (a resource oriented towards the listener).

Índice

1 Introducción
2 Hacia hipótesis posibles del origen de eh como marcador discursivo
2.1 Interjección y marcadores del discurso: vasos comunicantes
2.2 Hipótesis (posibles) sobre el origen del marcador discursivo eh
3 Sobre el significado del marcador discursivo eh
4 Funciones del marcador discursivo eh
4.1 Análisis de eh en la muestra: datos generales y descripción de su manifestación en los grupos funcionales distinguidos
4.1.1 Eh metadiscursivo reflejo (eh MREF)
4.1.2 Eh metadiscursivo mediador de operación discursiva (eh MOD)
5 Conclusiones
Abreviaturas y referencias bibliográficas

1 Introducción

[1] La forma eh es bastante frecuente en el habla de La Habana (González Mafud & Perdomo Carmona 2014; Perdomo Carmona 2020), como sucede en la conversación en general, sobre todo cuando presenta una entonación neutral (Rodríguez Muñoz 2009) o asertiva (Edeso Natalías 2009; Porroche & Laguna 2015). Ahora bien, dicho empleo recurrente no ha constituido un estímulo para su estudio, sino un inconveniente, pues ha incidido en la extendida consideración de este marcador discursivo como un expletivo (Cortés Rodríguez 1991), una muletilla (Rabanales & Contreras 1992) o una pausa llena (Briz Gómez 1998). Los investigadores se han centrado fundamentalmente en el signo cuando tiene una entonación interrogativa (¿eh?) y se desempeña como un apéndice comprobativo (Ortega Olivares 1985; Blas Arroyo 1995; García Vizcaíno 2005; Briz Gómez & Montañez Mesas 2008a; Montañez Mesas 2015). Al parecer, la preferencia por el estudio del marcador confirmativo se debe, por una parte, a que es posible determinar en él con mayor nitidez un valor general de apelación – explícita o implícita – al interlocutor, significado que se relaciona más claramente con el carácter de la interjección propia de la que procede. Por otra parte, ¿eh? presenta una grafía fijada, mientras que el marcador en cuestión puede aparecer en las transcripciones de conversaciones orales con varias representaciones gráficas (eh, ehh, eee, eeh, etc.), lo que le hace pensar a Santos Río (2003: 354) que «anda cerca de no ser ya una palabra»1.

[2] A pesar de que eh no ha contado con estudios monográficos que lo caractericen definitivamente como un marcador discursivo, actualmente hay cierto consenso sobre su inclusión dentro de esta categoría funcional. Aparece recogido en trabajos más generales sobre este tema (Cortés Rodríguez 1991; Poblete Bennett 1996; Montes 1999; Martín Zorraquino & Portolés Lázaro 1999), y en artículos que analizan el comportamiento discursivo de la interjección eh (Blas Arroyo 1995; Rodríguez Muñoz 2009; Porroche & Laguna 2015). En estos casos, no siempre se distinguen las formas ¿eh?, ¡eh! y eh como marcadores diferentes, sino se presentan las funciones de la interjección que varían según la entonación que adopta el elemento en cada uso y la posición que ocupa en el enunciado. Blas Arroyo (1995) distribuye las funciones del marcador discursivo en tres dimensiones: ideal o informativa, interenunciativa y discursiva, pero no identifica con claridad el tipo de entonación de eh en cada caso, si bien, a juzgar por las características de cada dimensión y por los ejemplos aportados, prevalece la descripción de la forma interrogativa. En esta dirección, Luna Moreno (1996: 111) distingue para la interjección cuatro funciones:

1.

Apelativa: ¡Eh, tú, madrileño!

2.

Atenuante: Yo no diría eso ¿eh?

3.

De control: ... pretendió, ante las carcajadas descomunales de los señores que venían de Ciencias ¿eh? explicarnos las leyes de Kepler... ¿eh?

4.

Interrogativa:

Inf. – Eso impresiona menos que un cadáver entero.

Ent. – ¿Eh?

Inf. – Que eso impresiona menos que un cadáver entero.

[3] Según la autora, eh solo puede aparecer en 1. cuando encabeza la primera intervención del intercambio conversacional y tiene una estructura entonativa ascendente-cadente. En 2., la interjección se sitúa detrás de un enunciado que pudiera resultar amenazante para el interlocutor y presenta una entonación suspendida. En 3., funciona como una señal de control del hablante con el objetivo de averiguar si el oyente comprende o sigue la intervención y si está de acuerdo con el contenido enunciado y se manifiesta con una estructura entonativa semiascendente. Por último, en 4., con eh se apela al interlocutor para que repita una información que no se ha entendido bien o que no se ha querido entender. Aquí se usa con una entonación ascendente. Este es uno de los significados básicos que Briz Gómez & Montañez Mesas (2008b) otorgan a ¿eh?, como una partícula discursiva polisémica, además del apelativo y del reafirmador de lo dicho por el propio hablante, descritos en entradas diferentes.

[4] Para Roggia (2012), este tipo de acercamiento sigue una perspectiva monosémica, aunque tampoco se determina – ni se justifica suficientemente – un significado nuclear o una instrucción que guíe las diferentes funciones de la interjección. Esto ocurre, además, en la propuesta de Rodríguez Muñoz (2009), para quien la entonación es el rasgo que diferencia funcionalmente los usos de eh, pero no desde un punto de vista formal. Así, cuando el marcador discursivo es interrogativo funciona como comprobativo o constituye un acto para preguntar o solicitar aclaración sobre un contenido previo; cuando aparece con entonación exclamativa puede intensificar o atenuar declaraciones o solicitudes y con entonación asertiva (eh) organiza y puede ralentizar el discurso. Porroche & Laguna (2015) siguen esta metodología, aunque estos autores sí identifican una función interaccional básica de la que se derivan las diversas subfunciones: a) captar la atención focalizando anafórica o catafóricamente, b) contribuir a mantener la conversación (desarrollando una función fática), c) buscar la reacción del oyente y marcar la cesión del turno, d) orientar la respuesta, e) estructurar el discurso, f) expresar la actitud del hablante y g) indicar la cortesía.

[5] Otros autores defienden un enfoque polisémico en el tratamiento de eh. Poblete Bennett (1996) considera que ¿eh? y eh constituyen interjecciones separadas y que ambas pertenecen al grupo de los marcadores discursivos. Distingue, además, la forma exclamativa (¡eh!) al inicio de un enunciado para solicitar atención (¡Eh!, amigo) y clasifica a eh como marcador de vacilación o reparación que permite la búsqueda de palabras cuando se localiza en posición inicial o medial de enunciado. En este mismo sentido, Roggia (2012) se centra en el marcador discursivo eh como una forma diferente de la variante interrogativa y lo analiza como un elemento polifuncional en el español hablado en República Dominicana, donde, siguiendo la tendencia general en español, resulta bastante frecuente.

[6] El marcador discursivo eh ha sido analizado en materiales que reflejan diversos tipos de situaciones comunicativas: programas de radio y televisión, consultas médicas (Blas Arroyo 1995), entrevistas formales (Rabanales & Contreras 1992) y entrevistas sociolingüísticas (Cortés Rodríguez 1991; Roggia 2012; Valencia Espinoza 2014). En todos estos casos, se producen intercambios más o menos conflictivos, por lo que el marcador es propio de la oralidad, tiene un carácter interaccional e interviene en la estructuración y organización de este tipo de discurso. Ahora bien, aún son pocas las investigaciones (Cortés Rodríguez 1991; Blas Arroyo 1995; Poblete Bennett 1996; Roggia 2012) que se centran en su origen. Así pues, el objetivo de este trabajo es exponer algunas hipótesis posibles sobre el origen de eh como marcador discursivo, que permitan justificar su significado y su comportamiento funcional en una muestra de entrevistas semidirigidas de hablantes habaneros.

2 Hacia hipótesis posibles del origen de eh como marcador discursivo

[7] En las gramáticas tradicionales la partícula eh aparece tratada como interjección, según registra Ramírez Gelbes (2003). De igual modo, en los diccionarios de uso, al elemento se le asigna dicha categoría gramatical, generalmente asociada a una modalidad exclamativa que se refleja en la grafía del lema: ¡Eh! int. / interj. (Lema; Vox; Salamanca). Otras obras lexicográficas recogen la forma interjectiva sin representar, por defecto, la entonación exclamativa: Eh. interj. (DUE; DEA), pero inmediatamente se refieren a ella en la primera acepción de la entrada. En la segunda, presentan al signo con entonación interrogativa, para completar la tríada que compone el significado asignado a la interjección: «llamar, advertir o preguntar a alguien» (DEA, s.v. eh). De los diccionarios consultados, solamente el Lema (s.v. eh) menciona un uso de eh – con una entonación asertiva, según parece, pues no hace ninguna referencia al tono – «en el discurso oral para hacer pausas y buscar la expresión exacta que se quiere emplear».

[8] Los estudios sobre eh suelen referirse – a veces de forma tácita – al origen interjectivo del signo. Establecer esta relación genética es más que posible, natural, porque la interjección se ajusta a las propiedades de los marcadores discursivos, y las interjecciones impropias, fundamentalmente, constituyen uno de los grupos que pueden funcionar como dichos elementos (bueno, claro, hombre, vamos, etc.). Por ello, para apoyar la hipótesis sobre la formación del elemento investigado, es preciso reparar en las concomitancias y diferencias entre la interjección y los marcadores del discurso.

2.1 Interjección y marcadores del discurso: vasos comunicantes

[9] A lo largo de la historia de la lingüística la interjección ha estado marcada por la contradicción y por la polémica. Aunque, incluso su origen etimológico ha sido diversamente explicado, como refiere Almela Pérez (1982), las discusiones fundamentales se han suscitado en torno a la naturaleza básica de este elemento2: a su reconocimiento como signo lingüístico y a su identidad gramatical como oración o como parte de esta. La gramática académica, según verifica López Bobo (2003), caracteriza a la interjección desde sus primeras ediciones como una unidad lingüística, sin embargo, se muestra vacilante en cuanto a su estatuto gramatical. En la actualidad, parece superada la asociación de esta clase de palabras con los sonidos afectivos y entre las evidencias que presentan algunos lingüistas (Fries 1990; López Bobo 2003) para fundamentar esta diferenciación, se pueden citar las siguientes:

1.

Están sometidas a evoluciones fonológicas, semántico-pragmáticas y, a veces, gramaticales.

2.

Poseen cualidades gramaticales y semánticas específicas.

3.

Están dotadas de distinciones tonales especiales que determinan su significado.

4.

Presentan un significado procedimental que varía en las distintas lenguas.

[10] Estas características hacen que la pragmática sea el escenario 'óptimo' para el análisis de la interjección, pues se centra en los mecanismos de interpretación de los enunciados y provee de herramientas teóricas importantes para explicar, sobre todo, el significado de estos elementos. Así pues, a partir de los presupuestos de la Teoría de la relevancia (Fuentes Rodríguez & Alcaide Lara 1996; Luna Moreno 1996; Ramírez Gelbes 2003; López Bobo 2003; Cueto Vallverdú & López Bobo 2003; Edeso Natalías 2009), se ha planteado que las interjecciones tienen un significado procedimental: aportan instrucciones que orientan sobre la actitud del hablante, sobre la relación entre los participantes de la enunciación y sobre la estructuración del mensaje3. Ahora bien, desde el punto de vista gramatical es posible distinguir en ellas propiedades estables. En el nivel fonológico, se destaca su entonación puesto que es el rasgo que, en gran medida, determina su significado. Las interjecciones suelen manifestarse como una unidad melódica (Alcina Franch & Blecua 1975) o un grupo entonativo independiente, lo que les confiere su libertad distribucional y refuerza su carácter extraproposicional. En el nivel morfológico, se caracterizan por su invariabilidad, de ahí su relación con otras partículas con las que comparten este rasgo, y a nivel sintáctico no cumplen ninguna función en el marco de la predicación oracional, pueden aparecer como enunciados autónomos o adoptar una posición marginal y comunicativamente incidental (Martín Zorraquino 2010).

[11] Las interjecciones se han clasificado atendiendo a diversos criterios que, como propone Edeso Natalías 2009, pueden resumirse en dos grupos: de una parte, se hallan los autores que las dividen según su naturaleza gramatical (Roca Pons 1960; Alcina Franch & Blecua 1975) y, de otra, los que se basan en el aspecto semántico (Seco 1972; Alarcos Llorach 1994) o comunicativo4. La Nueva gramática de la lengua española (NGLE), siguiendo el criterio gramatical, separa a las interjecciones en propias o simples y en impropias, también denominadas derivadas o traslaticias. Las primeras no ejercen otro papel gramatical (eh, ah, uy, etc.) y las segundas se configuran a partir de otras clases de palabras que desempeñan una función oracional distinta (¡hombre!, ¡caramba!, ¡bueno!, ¡arriba!, etc.). Desde el punto de vista del significado, las interjecciones se clasifican, generalmente, en apelativas o directivas, orientadas hacia el oyente y en expresivas, también denominadas sintomáticas u orientadas hacia el hablante. Como explica la NGLE (p. 2481), las del primer grupo se dirigen a algún destinatario – no necesariamente humano y no siempre presente – con intención de moverlo a la acción o de despertar en él sentimientos o actitudes diversas; las del segundo, ponen de manifiesto muy diversas reacciones y movimientos de ánimo del que habla. Tanto el tratado académico como la mayoría de los investigadores reconocen que estamos ante categorías no discretas, por ello, no se puede establecer una delimitación estricta entre ambos grupos, pues en determinados contextos una interjección puede desempeñar tanto funciones apelativas como expresivas.

[12] Ferrari (1983) ofrece una clasificación que, según Blas Arroyo (1995), tiene cierto sesgo pragmático. El autor distingue entre interjecciones débiles, de uso retórico y convencional, e interjecciones fuertes, caracterizadas por una mayor espontaneidad y expresividad. A su juicio, las interjecciones débiles, a fuerza de utilizarse en circunstancias que las despojan de su valor de espontaneidad y afectividad, pueden convertirse en simples elementos de relleno, 'tics' del lenguaje; mientras que las fuertes conservan plenamente su valor de exclamación y responden de manera inmediata a la irrupción de un estado de dolor, alegría, sorpresa, etc. Esta distinción interesa porque tiene en cuenta la capacidad de las interjecciones para despojarse de su valor prototípicamente modal y pasar a convertirse en apoyos textuales e informativos. En este desplazamiento funcional se conjugan varios aspectos de naturaleza semántica, pragmática e incluso fonológica, como se intentará explicar más adelante.

[13] En la bibliografía, la relación entre los marcadores del discurso y las interjecciones suele manifestarse en dos direcciones fundamentales: por una parte, se plantea que esta clase de palabras se ajusta totalmente a las características de los marcadores discursivos y, por otra parte, se describen algunas propiedades de estos últimos a partir de la cercanía de su estatuto al de las interjecciones. Esta diferencia supone un cambio de perspectiva. En un sentido, los avances en la descripción semántico-pragmática de los marcadores del discurso han permitido analizar con un nuevo prisma aquellas categorías gramaticales – sobre todo, en lo referido a su significado – con las que comparten rasgos, entre las que se encuentra la interjección; y en otro sentido, esta clase ha contribuido a la caracterización y a la descripción de los marcadores del discurso. Por ejemplo, una de las características de estas unidades lingüísticas es su movilidad, que se manifiesta especialmente en los marcadores que tienen un origen interjectivo.

[14] A pesar de la proximidad entre ambas categorías, Borreguero Zuloaga (2015) se cuestiona si las interjecciones pueden considerarse marcadores del discurso. La autora parte de una definición que privilegia, como criterios de delimitación de los marcadores discursivos, que se produzca, en las unidades de las que parte su proceso constitutivo, un cambio de función lingüística y de su valor semántico, consistente, en esencia, en una desemantización que suele conllevar el paso de un significado conceptual a otro de procesamiento. Por tanto, excluye a las interjecciones propias porque, bajo estos principios, siempre tienen una función discursiva constante, que no se ha desarrollado a partir de otra función lingüística, y a las interjecciones impropias que no son polifuncionales (¡cielos!, ¡caramba!). A mi juicio, la interjección eh ha experimentado una modificación de su significado y de su funcionamiento que es perceptible en su entonación: ha pasado de ser una «voz de creación expresiva», usada como pregunta (¿eh?), según Corominas (1954: s.v. eh), a desempeñar una función fática, más orientada a la estructuración del discurso.

[15] En este sentido, Martín Zorraquino & Portolés Lázaro (1999) explican que, al convertirse en un marcador discursivo, eh pierde parte de su significado apelativo, perceptible, en cambio, cuando se comporta como una interjección, si bien refleja siempre cierto matiz de señalamiento hacia el oyente. Por tanto, el signo se ajusta con más pertinencia a las características de los marcadores metadiscursivos que a los enfocadores de la alteridad. Así pues, eh refleja el proceso de gramaticalización de las interjecciones como marcadores discursivos descrito por López Bobo (2003) y que implica, entre otros aspectos:

1.

La pérdida del contorno oracional exclamativo.

2.

La pérdida de su valor dominante de modalidad, en la mayoría de los casos. Algunas de ellas pueden, incluso, presentar una pérdida de su valor apelativo – que se mantiene, aunque, en segundo término, en su uso interjectivo – pasando a primer término la función fática.

3.

La posibilidad de combinación con otras partículas.

4.

La pérdida de su independencia, pues dejan de ir forzosamente separadas por pausas del resto del enunciado y de constituir un grupo entonativo aparte.

[16] Aunque el signo en cuestión, por su valor predominante continuativo o textual (Edeso Natalías 2009), viene a representar el último grado de dicho proceso de gramaticalización de la interjección eh, no puede desconocerse que las formas ¡eh! y ¿eh? también son susceptibles de funcionar como marcadores discursivos cuando no son utilizadas autónoma y aisladamente5. A pesar de sus diferencias – eh no cubre el rango emocional contenido en sus homólogos con modalidad exclamativa e interrogativa, ni el carácter apelativo claramente recuperable en aquellos –, los tres elementos pueden indicar una vacilación y la intención del hablante de ganar tiempo para pensar y estructurar su mensaje:

(1)

LHAB_M32_072

E.: ¿y usted evita las salidas de noche?

I.: las estoy evitando cantidad / precisamente por eso / porque hay mucha juventud / existe una equidad / no te voy a decir / que toda la juventud sea delincuente / pero <silencio/> / existe una equidad en la juventud / mentira que toda la juventud no está igual / conforme hay / un montón que estudia hasta después de salir de sus centros de trabajo / y si no están aprendiendo buenos oficios y todo ese lío / pero bueno existe una parte que no entiende que se debe ser un muchacho decente / correcto / ¿eeh? /entonces / mientras exista esa delincuencia así / yo no / dejé de salir por las noches y de ir a todos los lugares

(2)

LHAB_M12_044

E.: bueno / ¿a quién consideras tu mejor mejor amigo?

I.: en realidad / eeh mi madre es mi mejor amiga / pero tengo muchísimas amistades diría yo / amistades / socios como les llamamos nosotros en la norma de barrio ¡eeh! / en en registro diastrático diastrático / diafásico / registro diastrático creo que es / ya yo no recuerdo / eeh muchísimas amistades / pero por lo general la persona más allegada a mí / la persona a quien le cuento mis cosas / con la cual tengo mucho mucha menos pena ¿no? es mi madre

En (1), la forma interrogativa implica una llamada de atención al oyente, pero no para que colabore, sino porque el hablante quiere verificar si aquel ha comprendido y comparte su opinión. Al mismo tiempo el marcador constituye una pausa estratégica que le permite retomar, con el continuativo entonces, su respuesta a la pregunta del entrevistado tras la digresión. En este caso, podemos señalar que la función principal del signo es la apelativa y, en un segundo plano, desempeña una función fática y textual. A diferencia de este ejemplo, en (2) advertimos, en la misma intervención, la alternancia entre ambos valores – apelativo y fático – en el uso de los signos eh y ¡eh! Aquí la forma exclamativa deja al descubierto que en el uso del marcador discursivo eh subyace cierto señalamiento al oyente, pues el hablante piensa en lo que va a decir a continuación porque es consciente de la presencia de su interlocutor, al que de alguna manera también exhorta a admitir lo que va comentando.

2.2 Hipótesis (posibles) sobre el origen del marcador discursivo eh

[17] Si bien la hipótesis del origen interjectivo del marcador discursivo eh, a la que contribuyen las semejanzas entre la categoría gramatical y los signos discursivos, está bastante consolidada en la bibliografía, no resulta tan sencillo establecer el proceso ni los factores lingüísticos, ni las condiciones contextuales que han propiciado en la interjección la degradación de un valor modal-discursivo, hasta expresar instrucciones de procesamiento que tienen que ver, no solo con la manifestación de la relación entre el hablante y el contexto, sino también entre este y su mensaje, y con su interlocutor. La ausencia de estudios diacrónicos, a la que tributan la naturaleza fundamentalmente oral y la consideración de muletilla de este elemento, solo plantean más interrogantes. ¿Qué motiva la pérdida del contorno exclamativo o interrogativo de la interjección? ¿Ciertamente el marcador discursivo eh procede de la interjección homónima?

[18] Para responder a la primera pregunta, refiero que en la interjección, a partir de su valor apelativo general, se puede establecer un continuum. Cuando esta clase de palabra aparece al inicio de una intervención o como elemento autónomo, con entonación exclamativa o interrogativa, claramente demanda y espera una reacción por parte del receptor, que puede ser una llamada (3), una advertencia (4) o una pregunta o solicitud de aclaración (5):

(3)

¡Eh! (el emisor llama a una persona que se aleja)

(4)

¡Eh! (el emisor advierte a un camionero que da marcha atrás sin percatarse de que hay peatones o un coche estacionado muy cerca)

(5)

LHAB_H32_062

E.: ¿y cómo / cómo le gustaría cambiar el barrio de Párraga si estuviera en sus posibilidades hacerlo / qué le gustaría modificar?

I.: las guaguas

E.: las guaguas // con qué haría

I.: ¿eh?

E.: qué haría

I.: ¿yo? poner guaguas para poder entrar a Párraga y salir / porque para salir para atrás Párraga es un fenómeno

Sin embargo, el elemento puede ser utilizado al inicio de una intervención reactiva del hablante, para ganar un poco de tiempo y pensar en lo que va a responder a través de la solicitud de que se le repita una pregunta que, al parecer, no ha escuchado o no ha entendido:

(6)

LHAB_H33_099

E.: <silencio/> esta otra <silencio/> dice / ¿qué suele hacer en un día normal?

I.: ¿eh?

E.: ¿qué suele hacer en un día normal?

I.: ¿qué suelo hacer en un día normal? // bueno / me / después del trabajo / me gusta ver una buena película / leer un buen libro // eeh // frecuentar // a la familia / a las amistades

En (6), el entrevistador suscita una secuencia descriptiva que depende de que el informante recuerde y organice, para comunicarlas adecuadamente, sus actividades diarias. Con el signo ¿eh? el hablante solicita la repetición de la pregunta y la consecuente intervención reactiva le sirve para poder disponer de un tiempo que logra ampliar, además, con el enunciado eco (¿qué suelo hacer en un día normal?), las pausas largas (//) y el marcador metadiscursivo bueno. Asimismo, cuando ¿eh? aparece en posición final de enunciado puede atenuar una información que pudiera resultar amenazante para su interlocutor (Cómete la comida ¿eh?) o presentar una función fática en la que se busca indagar si el oyente sigue con atención y ha comprendido el contenido del mensaje. En este punto del continuum el valor general apelativo se mantiene en segundo plano, ya sea como una marca de complicidad interaccional o como una estrategia de cortesía. Por último, hacia el otro extremo del eje, dicho valor se reduce a «cierto matiz de señalamiento hacia el oyente» (Martín Zorraquino & Portolés Lázaro 1999: 4188), cuando el signo se usa para ir ajustando la expresión, con una función organizadora. El desvanecimiento del valor apelativo implica, según parece, la pérdida de la modalidad exclamativa o interrogativa.

[19] Esta hipótesis ha sido escasamente desarrollada en la bibliografía, aunque subyace en los estudios sobre la interjección desde una perspectiva pragmática y en los trabajos que analizan esta clase de palabra como un marcador discursivo. Puede esquematizarse en la siguiente figura 1:

Figura 1: Hipótesis sobre el origen del marcador discursivo eh

En el extremo izquierdo se representa la interjección con un patente valor apelativo que se va difuminando, aunque sin perderse completamente, hasta convertirse en cierto matiz de señalamiento al oyente en la medida en que este se tiene en cuenta durante el proceso de formulación discursiva. Entre la interjección y el marcador discursivo se localizan los casos en los que el signo aún conserva la entonación interrogativa y exclamativa, pero no la autonomía sintáctica, y pasa a ocupar la posición final de un enunciado sobre el que incide para intensificarlo o atenuarlo. En esta posición discursiva conviven las tres formas, usadas también por el hablante para estructurar su discurso, función metadiscursiva que desempeña ya eh (en el extremo derecho) sin la entonación de su base originaria.

[20] La segunda pregunta no busca tomar distancia del consenso sobre el origen del marcador discursivo a partir de la interjección homónima, sino recuperar una hipótesis que ha sido someramente señalada por Roggia (2012). Para este autor, el marcador discursivo eh podría tener su origen en la fonología española. Aunque no desarrolla esta suposición, señala que la /e/ es la vocal predeterminada para la epéntesis en español y una de las que se ve afectada con mayor frecuencia por la reducción de la vocal sin estrés y la elisión en español andino. En esta dirección podemos añadir que el signo ha sido considerado como un fenómeno de vacilación que responde a deficiencias articulatorias del hablante. Según Cortés Rodríguez (1991) se trata, en estos casos, de un expletivo cuya función se reduce a rellenar vacíos o lagunas que amenazan la fluidez de la enunciación y a mantener, al menos acústicamente, la continuidad del discurso. Si bien esta función es compartida por varios elementos lingüísticos, por su carácter inarticulado, eh forma parte del grupo que más directamente tiende a suprimir el horror vacui en español. Este horror al silencio, que se potencia cuando estamos frente al otro en un intercambio semiformal, según explica Vigara Tauste (1980), hace que ocupemos dichos silencios con frases hechas si es necesario. Ahora bien, el uso de eh disminuye el coste de procesamiento, tanto para el hablante como para el oyente: el primero no tiene que articular una palabra para indicar la continuidad de su discurso y el segundo comprende que no debe interrumpir.

[21] Los factores que propician la aparición del signo en estos contextos podrían ser de naturaleza fonopragmática. Cortés Rodríguez (1991) explica que, para el español, la escala de frecuencia de los fonemas es /a/, /e/, /o/, /s/, /i/, /n/, /t/, por lo que resultan más espontáneas formas como ah, eh, oh. De esta manera, los fonemas /a/, /o/, /i/, podrían ocupar el lugar de /e/ en la conversación y ofrecer su misma instrucción sobre la organización de la materia discursiva; pero estos sonidos están fuertemente asociados a la preposición (a) y a las conjunciones (o, y). Por tanto, la /e/ parece la opción más sencilla desde el punto de vista articulatorio y la menos comprometida desde el punto de vista lingüístico, razones por las que quizás sea la vocal de relleno en español6. Así pues, se podría pensar que eh se origina por un motivo articulatorio, opera como la vocal de relleno en español y posteriormente se acopla a la interjección, de la que rescata el matiz de señalamiento al oyente, por el propio carácter recursivo de la lengua y el principio de economía7.

3 Sobre el significado del marcador discursivo eh

[22] La mayoría de los autores que analizan al marcador discursivo eh indican que presenta un significado básico de llamada o apelación al interlocutor que conserva de un modo más o menos débil en todos sus usos, como refieren, por ejemplo Porroche & Laguna (2015). A partir de este valor básico apelativo, el signo tiene un significado procedimental, que contiene un cierto señalamiento al oyente, cuando el hablante le ofrece instrucciones sobre a) su intención de crear un discurso lineal y estructurado, b) su necesidad de una pausa para pensar en lo que va a decir, sin que su turno sea interrumpido, c) su propósito de continuar el discurso a pesar de las vacilaciones y sobre d) la naturaleza razonada de sus palabras, es decir, que el hablante ha pensado, aunque sea en breve lapso, en lo que ha comunicado, como puede observarse en los siguientes ejemplos:

(7)

LHAB_H11_005

E.: [pregunta qué haría] ¿y no sé para prosperar / no solo profesionalmente?

I.: agrandar la carpintería / motores nuevos / cualquier cosa eeh / que se legalice eso de lo lo / la los cómo se llama eso / los trabajos particulares / los cuentapropistas

(8)

LHAB_H11_004

I.: las cosas que necesito para // para distraerme un poco <silencio/> pero no / no pretendo tener eeh grandes cosas / no pretendo eeh llenarme de riquezas / no pretendo hacer eso / no / no lo quiero / no / a lo mejor antes ¿no? tenía un sueño / quisiera ser rico / quisiera tener mucho dinero para comprar tantas cosas / pero no / ahora me he dado cuenta de que la felicidad no es eso

(9)

LHAB_H12_037

I.: [sobre el trato de tú o usted] bueno es como tú dices eeh está en dependencia de la persona con la que tú vas a interactuar / por ejemplo tú y yo nos conocemos ya desde hace mucho tiempo eeh no me molesta de que me trates de tú / eeh también puede ser / no sé quizás la edad mucha gente tienen / el problema de que si te tratan de usted no sé eso está en dependencia de cada cual / yo por lo general si son personas que no eeh que no tengo una relación muy allegada lo trato por educación es lo que te enseñan todo el mundo todos los padres a sus hijos de tratarlo de usted de señor usted no sé qué / pero si es una amistad / tú / tuteo

En (7), el informante, teniendo en cuenta el carácter del intercambio (una entrevista que está siendo grabada), retoma su respuesta tras el marcador eh que le permite pensar y precisar a continuación que las actividades que pretende llevar a cabo para prosperar económicamente están dentro de la legalidad. En (8) se evidencia que la información que introduce el signo es relevante – precisamente porque se ha pensado en ello – y en (9), el hablante estructura su respuesta – en una secuencia argumentativa – auxiliándose de pausas breves (/) y del uso del marcador en cuestión, para asegurarse de que no va a ser interrumpido mientras estructura su intervención. Autores como Cortés Rodríguez (1991), Rabanales & Contreras (1992) y Christl (1996) identifican un expletivo o una muletilla en este último ejemplo, donde se produce una cierta acumulación o, al menos, la presencia reiterada del signo en una misma intervención8.

[23] A mi juicio, en el discurso no hay nada accesorio ni de uso no deliberado. En la conversación pueden aparecer usos expletivos, que no son exclusivos de los elementos lingüísticos invariables que tienen un significado procedimental, sino que cualquier vocablo puede desprenderse de su contenido léxico para adquirir una función instrumental. Este proceso posee un marcado carácter idiosincrásico o idiolectal, pues el hablante es quien habilita estos usos, de modo que los expletivos varían de individuo en individuo y a veces, incluso, en dependencia de la situación comunicativa9, si bien hay elementos que, por sus características, son elegidos para este rol por una comunidad lingüística más amplia. Ahora bien, ello no determina que su condición en la lengua sea la de expletivo.

[24] Según Cortés Rodríguez (1991) los expletivos pueden llegar a convertirse en muletillas cuando son empleados con mucha frecuencia y de manera inconsciente por los hablantes. Considero que el término muletilla ya no tiene la connotación peyorativa que históricamente se le ha asignado y lo reservo para aquellos entes puramente fónicos (mmm) que no llegan a constituir una palabra y que, por tanto, no implican un significado más o menos descomponible en rasgos de contenido, que permiten mantener el flujo de la elocución. Aunque el marcador discursivo eh coincida con esta propuesta de definición de muletilla en este último aspecto, en realidad se trata de un signo que tiene un valor de señalamiento al oyente, pues – como estructurador de la conversación – sirve para acumular información y le indica a aquel que el hablante está ajustando la expresión a lo que debe o quiere decir. Por ello, Martín Zorraquino & Portolés Lázaro (1999: 4199) explican que, a diferencia de bueno y bien que procesan la información desde la perspectiva de hablante, eh lo hace desde la perspectiva del oyente. Ciertamente eh dota a la conversación de una pausa, que he denominado discursiva porque responde a un propósito comunicativo que se diseña atendiendo al oyente, y, a partir de él, a lo que se le va a notificar.

4 Funciones del marcador discursivo eh

[25] Al significado de procesamiento del marcador discursivo eh, a su posibilidad de aparecer en muy variados contextos y a su valor como solución de continuidad en el discurso, se debe, en gran medida, la diversidad de funciones que se le ha asignado a dicho elemento en los trabajos dedicados a su estudio. Ahora bien, esta casuística del funcionamiento del signo se puede organizar en cuatro ejes fundamentales: 1) las funciones que reflejan el carácter cooperativo de la interacción, 2) las funciones que apuntan hacia la conexión discursiva, 3) las funciones que refuerzan operaciones discursivas y 4) las funciones que representan los mecanismos de creación del discurso. Todas ellas pueden englobarse en una macrofunción metadiscursiva.

[26] El valor apelativo o de señalamiento al oyente, como una huella de la presencia del otro en el proceso de co-creación discursiva, que aporta el origen interjectivo del marcador, ha incidido en que una de las funciones que ya asigna Schiffrin (1987) a la forma inglesa oh – análoga en algunos contextos al signo en cuestión – sea marcar la naturaleza cooperativa de la interacción. Y es que una de las instrucciones que comporta eh consiste en revelar que el hablante es consciente de la presencia de su interlocutor, hacia el que tiende puentes, ya sea como estrategia de cortesía, ya sea para que, efectivamente, colabore en la construcción de la comunicación. En este sentido, Blas Arroyo (1995), en la dimensión inter-enunciativa en la que opera el marcador, lo recoge como una señal de la presencia del interlocutor en la interacción que se está llevando a cabo, pero sin que el hablante espere una respuesta explícita. Poblete Bennett (1996) refiere que eh permite al emisor establecer un contacto con el otro antes de iniciar la transmisión de la información, sobre todo, cuando encabeza una intervención. Este carácter cooperativo no siempre es tan evidente, sino que forma parte de un acuerdo no escrito en intercambios como el que favorece la entrevista semidirigida, pues todas las rápidas decisiones que toma el hablante durante su turno de palabra responden a las características de su interlocutor, de la información extraverbal que este va aportando, y a la situación comunicativa general.

[27] Un segundo grupo de funciones lo integran aquellas que se relacionan con la conexión discursiva que constituye una macrofunción de todos los marcadores discursivos. Blas Arroyo (1995) expresa que el marcador eh en la dimensión discursiva contribuye a la coherencia y a la cohesión en el plano textual y para Poblete Bennett (1996) este signo mantiene conectado el discurso. De la misma manera en que la conjunción y manifiesta la intención del hablante de añadir algo más, para Santos Río (2003) esta partícula – según la terminología que emplea el autor – anticipa que va a proseguir el discurso, y Edeso Natalías (2009) documenta que la interjección – con entonación asertiva – desempeña una función textual-cohesiva. Si bien en estos casos la conexión se plantea en el interior de una intervención, esta última autora explica que el signo también se usa como un conector continuativo para mantener la sucesión de los turnos de palabras.

[28] A pesar de que la lengua dispone de los marcadores para expresar las diferentes operaciones textuales o discursivas, y de la estrecha relación – operación discursiva / marcador que la representa – que se manifiesta en muchos casos, dichas operaciones se presentan constantemente en la interacción sin un índice, porque dependen solamente de las necesidades comunicativas del hablante y poseen características propias reconocibles por el interlocutor. De hecho, la misión de los marcadores del discurso consiste en restringir el proceso inferencial, pero una reformulación puede entenderse tanto si aparece un marcador explicativo como si se pueden rescatar los segmentos reformulado y reformulador. Eso sí, en este proceso, las pausas juegan un papel importante y generalmente se asocian a los marcadores y a las operaciones discursivas, y algunas se convencionalizan en la escritura: la ejemplificación y la enumeración suelen estar precedidas por dos puntos (:). Por tanto, en su condición de 'pausa oral', eh suele introducir algunas operaciones discursivas, lo que le ha valido que se clasifique según dichas operaciones, o que su función se entreteja con aquellas.

[29] Según documenta Schiffrin (1987), un signo de esta naturaleza se ubica en contextos de enumeración para indicar que esta no ha concluido. Asimismo, puede anteceder a una serie abierta, pero lo que indica en realidad, en el primer caso, es que al hablante no le viene a la mente ningún otro elemento que pueda completar la serie y, en el segundo caso, que se está pensando en la información que se va a listar para desarrollar determinado aspecto. Poblete Bennett (1996) registra en sus materiales que una de las funciones de eh es aportar una pausa ante una aclaración y Santos Río (2003) comenta que el elemento introduce una rectificación. Ambas circunstancias se producen con cierta sistematicidad en el discurso, quizás por ello, algunos autores como Rodríguez Muñoz (2009) se refieren al marcador discursivo eh como un reformulador. Más cauto sobre esto último se muestra Roggia (2012), pues explica que eh resalta una reformulación. Este mismo autor también destaca ocurrencias de este marcador discursivo ante digresiones.

[30] En el cuarto bloque de funciones, se recogen aquellas que sugieren la relación del marcador discursivo eh con los mecanismos de creación del discurso, con la metadiscursividad. Para Cortés Rodríguez (1991), el signo constituye una fórmula retardataria que permite revisar la estructura gramatical del enunciado. Rabanales & Contreras (1992) advierten que evita que se corte el flujo del discurso, mientras que para Blas Arroyo (1995) el marcador discursivo señala las diversas etapas en el proceso de aporte de la información y constituye una marca de progresión temática. Con un uso relacionado con las operaciones metadiscursivas, según Martín Zorraquino & Portolés Lázaro (1999), el elemento indica que el hablante está ajustando la expresión a lo que quiere decir, permite mantener el turno de palabra y refleja la acumulación y procesamiento de la información.

Autores

Funciones

Schiffrin (1987)

Indica el carácter cooperativo de la interacción

Cambio de orientación (objetiva o subjetiva) cuando los interlocutores manipulan el flujo de la interacción

Indica enumeración que no ha concluido

Cortés Rodríguez (1991)

Fórmula retardataria

Permite revisar la estructura gramatical del enunciado

Rabanales & Contreras (1992)

Evita que se corte el flujo del discurso

Blas Arroyo (1995)

Señala diversas etapas en el proceso de aporte de la información

Indica contraste temático

Constituye una marca de progresión temática

Señaliza distintos tipos de textos

Contribuye a la coherencia discursiva y a la cohesión en el plano textual

Poblete Bennett (1996)

Establece el contacto antes de iniciar la transmisión de información en posición inicial de intervención

Pausa antes de una aclaración, en posición intermedia de enunciado

Mantiene conectado el discurso

Martín Zorraquino & Portolés Lázaro (1999)

Indica que el hablante está ajustando la expresión a lo que quiere decir (reformulador)

Indica acumulación y procesamiento de la información

Permite mantener el turno de palabra

DEA

Se usa para hacer una pausa y buscar la expresión exacta que se quiere emplear

Santos Río (2003)

Anticipa que va a proseguir el discurso

Mantiene abierto el canal de comunicación en situación de duda o vacilación

Demora una respuesta que no se tiene clara

Introduce una rectificación

Rodríguez Muñoz (2009)

Reformulador

Edeso Natalías (2009)

Desempeña una función textual-cohesiva

Se usa para mantener la continuidad entre los turnos de palabras (conector continuativo)

Pausa para pensar en lo que se va a decir al inicio del turno

Roggia (2012)

Señala que el segmento que acompaña está sometido al pensamiento

Resalta una reformulación

Introduce una digresión

Tabla 1: Funciones asignadas a eh en la bibliografía

En esta dirección, el DEA recoge que eh se usa para buscar la expresión exacta que se quiere emplear y Santos Río (2003) especifica aún más la función de la pausa oral del hablante. Para este autor, la partícula mantiene abierto el canal de comunicación en situación de duda o vacilación, demora una respuesta que no se tiene clara u ofrece una pausa para pensar en lo que se va a decir al inicio del turno. En cualquiera de estas circunstancias, como bien resume Roggia (2012), la función principal del marcador discusivo eh consiste en señalar que el segmento al que acompaña está sometido al pensamiento. Esta función, en esencia metadiscursiva, más o menos desagregada en las distintas soluciones que requiere el hablante, está presente en la mayoría de los trabajos descriptivos sobre este signo (tabla 1).

[31] Así pues, a partir del valor general del marcador discursivo eh y de su uso por parte del hablante para ganar tiempo – a la vez que genera una ilusión de continuidad discursiva de cara al interlocutor – para pensar en la manera de proseguir su discurso, su empleo metadiscursivo se ha dividido en las entrevistas semidirigidas que conforman la muestra en dos grupos fundamentales:

1.

los casos en que el signo se usa como parte de los mecanismos de la construcción discursiva y de la oralidad, como un recurso para el propio hablante, que se podría considerar metadiscursivo reflejo (eh MREF);

2.

los casos en que el signo actúa como mediador de una operación discursiva específica (eh MOD) y, por tanto, es susceptible de manifestar sus valores.

Estos dos grupos se reflejan en la siguiente figura 2:

Figura 2: Comportamiento funcional del marcador metadiscursivo eh

[32] La propuesta, cuyo fundamento es más bien metodológico, permite separar la función metadiscursiva de eh en aquellos valores que atañen al hablante en su propio proceso formulativo y reflejan las huellas del mismo (pausa para pensar, búsqueda de exactitud expresiva, acumulación y procesamiento…) y en aquellos valores que tienen que ver con la relación entre el hablante y el oyente, con cómo este se tiene en cuenta – de ahí ese cierto señalamiento al oyente – en la elección de una operación discursiva (iniciar o cerrar la intervención, entrar en materia, reformular, ejemplificar, recapitular, añadir un comentario lateral, focalizar o atenuar determinado segmento…).

4.1 Análisis de eh en la muestra: datos generales y descripción de su manifestación en los grupos funcionales distinguidos

[33] La muestra empleada para este trabajo está compuesta por 36 entrevistas semidirigidas a habaneros, recogidas con la metodología del PRESEEA10. Tras el procesamiento automático de los materiales orales transcritos mediante el programa informático AntConc 3.5, se pudo corroborar el elevado número de ocurrencias de eh en la conversación, en general. Se registró un total de 2751 casos, producidos por ambos interlocutores, si bien los informantes presentaron las mayores cifras, en correspondencia con el carácter de la entrevista y, por tanto, con la extensión de sus intervenciones. El programa no solo favoreció el recuento automático, sino también su representación gráfica en lo que se podría denominar un código de barra de uso que se destaca por su densidad, como se muestra en la figura 3:

Figura 3: Representación del uso de eh en cuatro entrevistas

Las barras (concordance plot) también dan testimonio de la concentración o reiteración del marcador en un mismo hablante o en una misma intervención. Aunque eh no se distribuye de manera uniforme, todos los hablantes utilizaron este recurso metadiscursivo en sus contribuciones. Después de la discriminación manual de los usos del signo por parte de los informantes, se obtuvo un total de 2035 ocurrencias, exponentes de 74 % del total de apariciones de eh en las 36 entrevistas. Este es, con diferencia, uno de los marcadores más empleados por los habaneros como ya se había podido conocer en González Mafud & Perdomo Carmona (2014, 2015).

[34] El análisis del comportamiento funcional del marcador metadiscursivo eh arroja en qué proporción los hablantes habaneros emplearon el signo como mediador de una operación discursiva (eh MOD) y como vehículo de la reflexión metacomunicativa (eh MREF), en la siguiente figura 4:

Figura 4: Eh según su función discursiva

La partición indica la preponderancia, en un 67 %, del empleo del marcador metadiscursivo en la gestión comunicativa, es decir, en la formulación y en la estructuración del discurso, en la acumulación y procesamiento de la información, incluso, en la reconducción de un mensaje que el hablante debe ajustar a la pregunta del entrevistador y a la situación determinada por la presencia de la grabadora en este tipo de género. Eh aparece solamente en un 33 % como mediador de una operación discursiva específica. Este porcentaje, correspondiente a 676 casos, podría hallar su explicación en las otras estrategias lingüísticas y contextuales que presentan dichas operaciones discursivas, tanto para manifestarse, como para guiar el proceso inferencial, entre las que se destacan las pausas, los marcadores y 'palabras' discursivas y las relaciones (general / particular, abstracto / concreto, etc.) que se establecen entre los enunciados. No se desconoce, sin embargo, la dificultad que entraña en muchos casos, el reconocimiento de estas operaciones, por ello, en modo alguno han de considerarse estos datos de manera concluyente, aunque sí ajustados al valor general del marcador discursivo eh y a lo que se ha venido planteando en la bibliografía.

4.1.1 Eh metadiscursivo reflejo (eh MREF)

[35] Como metadiscursivo reflejo se han considerado aquellos usos del marcador eh relacionados, en primer lugar, con la actividad de verbalizar o dar forma a los contenidos cognitivos, como refiere Antos (1982). Este acto supone elegir la palabra, la construcción sintáctica y el registro estilístico apropiado a la situación y se inicia en el cerebro, que es de donde parte la intención del hablante de decir algo, según Cortés Rodríguez & Camacho Adarve (2005). El signo revela el esfuerzo que realiza el informante para formular su discurso y apunta a un proceso de planificación del tópico o de acceso y recuperación léxica para continuar el discurso. Señala catafóricamente que un segmento está sometido al pensamiento. Por eso, la primera función recuperable del signo y que está orientada hacia el hablante mismo es ofrecer una pausa para pensar o recordar, como se verifica en los ejemplos que siguen:

(10)

LHAB_H21_015

I.: no es que sea bailador // eeh / siento miedo escénico a la hora de bailar // pero me encanta la música / me gusta mucho // eeh / mira también este / eeh ¿cómo se llama? / este español / El Cigala creo que es // que estuvo aquí en Cuba // que cantó / eeh / aquí en Cuba / me encantó el / la forma esa / de de canto de él // me encantó // una cosa así / tiempo gitano

(11)

LHAB_H23_089

E.: ¿tú recuerdas el tiempo que hizo el año pasado por estas fechas? / ¿frío / calor?

I.: <silencio/> sí // sí recuerdo / eeh / hacía calor y / y llovió poco // de eso me acuerdo

(12)

LHAB_M21_019

I.: sí // fue fuerte // inclusive / yo creo que este / este mes ha estado su frialdad / pero // así a comparación / y haciéndome memoria / eh // no sé ahora este treinta y uno porque todavía no hemos llegado al treinta y uno

Cuando el marcador se usa con esta función, generalmente se apoya en pausas fónicas que permiten extender ese tiempo en que el hablante logra pensar o recordar detalles de lo que intenta comunicar. También suelen acompañar al signo otras huellas de este proceso de cavilación: comentarios metadiscursivos, la apelación al interlocutor para que colabore, como en (10) – eeh ¿cómo se llama?/ este español / El Cigala creo que es – y frases que explicitan la acción que se está llevando a cabo, como en (11) y (12): recuerdo, haciéndome memoria.

[36] Esta pausa oral puede estar orientada a la búsqueda de exactitud, al ajuste entre lo que se desea transmitir y la realidad comunicada, como en los fragmentos que siguen:

(13)

LHAB_M33_104

I.: ¿ahora? / deja ver / la película la película / la película / preferida / bueno me gusta mucho las películas en / en esta etapa / en que estoy / ¿no? / que es una etapa eeh / yo le diría un poco que el tránsito / de la edad / sobre todo a / para nosotras / las / las féminas / me gustan las películas que me traigan algún mensaje / alguna / alguna educación / alguna preparación

(14)

LHAB_H12_039

I: no / no tengo / no tengo ningún libro // ya / ya te dije soy // a lo mejor en cierto sentido me / me pueden catalogar de que soy un poco raro por / por eso ¿no? / porque cada quien // dentro de las actividades que realiza // eeh // prefiere // prefiere / busca las / las preferencias ¿no? // pero bueno yo nunca me he detenido a eso / a buscar // eeh / preferencias

En (13), la informante no recupera inmediatamente el sintagma preposicional que califique la etapa en que se encuentra (etapa de transición) y, después de la pausa, opta por una variante menos sintética pero igualmente explicativa de su realidad. El hablante, en (14), es mucho más preciso en la elección léxica. Su mensaje es comprensible en la primera emisión, por lo que la reformulación aquí no está orientada en primer término hacia su interlocutor, sino a su compromiso con su mensaje, a satisfacer su propia necesidad comunicativa.

[37]También dirigido a la relación hablante-mensaje, el marcador discursivo eh funciona como un acumulador de la información que se va procesando y como señalador de la progresión temática (Martín Zorraquino 1998), aspectos implicados en el mantenimiento del intercambio oral. No se contempla en este grupo el uso de eh vinculado a la gestión temática, porque en ese caso la intención del hablante es más fuerte y cambiar de tema o reencauzarlo es resultado de un proceso cognitivo más complejo en el que se tienen en cuenta las características del intercambio y la 'evaluación' tácitamente emitida por el oyente sobre la información que va recibiendo. Por esto, incluimos el empleo del signo como un índice de cambio de tema en la función metadiscursiva de mediación de operación discursiva. Por tanto, consideramos el signo como un marcador metadiscursivo reflejo cuando indica acumulación y procesamiento y la intención del hablante de hacer avanzar el discurso, como en los casos siguientes:

(15)

LHAB_M31_031

I: este fin de año fue un fin de año que hacía bastante rato que no hacíamos así // tuvimos visita en casa // eeh // traté de unir reunir / parte de mis nietos / no lo pude lograr eh porque muchos querían estar con su mamá / pero bueno / tuvimos muchas amistades que vinieron a la casa a esperar el año // eh hicimos un horno en el patio // asamos / ese puerquito en el patio que es la / comida de / tradicional / de Cuba / hicimos un congrí / eh hicimos una yuca con mojo // tantas cosas hicimos que queríamos que todo el mundo comiera / de lo que quisiera / dentro de nuestras posibilidades // y no es porque / es que todos nos pusimos / en función de eso // porque una sola familia no puede hacer una cosa tan / voluminosa / para tantos / cuando los recursos no llegan ahí // pero como en realidad las amistades y nosotros éramos todos una familia // pues todo el mundo / aportó

(16)

LHAB_M22_057

I.: cosas importantes que me hayan ocurrido / bueno sí / una vez me carterearon en en en una guagua / eeh tuve la suerte de que la persona que estaba detrás de mí vio cuando el señor eeh me estaba sacando el monedero de la mochila y cuando me iba a bajar de la guagua de la guagua porque parece que ella no se atrevió / a decírmelo delante de él ¿no? / me lo dijo

(17)

LHAB_H12_039

I: a mí sí me gusta Cuba // a mí sí me gusta Cuba // y // y te podría decir que / esa situación que se está dando actualmente // eeh / no es un fenómeno actual / sino un fenómeno que viene dado / está condicionado / desde hace mucho tiempo // y // tal vez a lo mejor // yo // antes / en no sé en otra época // sin tener el conocimiento previo // a lo mejor apoyaría // eso que tú me estás diciendo // pero el estudio / y de ahí la importancia del estudio / el estudio me ha / me ha ayudado a comprender // por qué es que pasan esas cosas // y el he / y el / y el / y el problema principal es que // se ha utilizado // eeh // se ha utilizado mucho // el modelo / el modelo extranjero // y entonces / lo hemos // eeh asimilado de tal forma // que ya / vemos al / vemos // el modelo extranjero / como lo mejor // entonces / eso hace que // que le perdamos valor // a lo que tenemos / a lo que podemos disfrutar nosotros // entonces / lo que pasa / hoy en día es eso / se anhela mucho // lo que está afuera // entonces / no nos ciega y y no nos deja ver / lo que está / lo que tenemos adentro / este país tiene // en este país nosotros tenemos / eeh // privilegios que // en muchos países las personas no tienen // y por estar // pendiente al modelo extranjero / nosotros no // no lo vemos // pero no / para nada / para nada // eeh // yo no me imagino // viviendo fuera de // fuera de / fuera de Cuba // al contrario / lo que trato es de // que bueno qué puedo hacer en Cuba para yo sentirme bien para yo no sentir esa / esa // ese // espíritu negativo que sienten lo / los propios cubanos / hacia su país //

Como puede comprobarse, el signo desarrolla esta función en intervenciones extensas, en secuencias expositivas, argumentativas y narrativas, donde se manifiesta de manera recurrente. Secundariamente, eh evita silencios en el discurso que podrían ser interpretados por el oyente como posibles espacios de transición. Este uso del marcador discursivo es muy frecuente por el significado de eh y por las características de la entrevista semidirigida, que propicia intervenciones extensas en el informante para la obtención del material de análisis lingüístico.

4.1.2 Eh metadiscursivo mediador de operación discursiva (eh MOD)

[38] Se registra el uso de eh como mediador de una operación discursiva en 33 % de los casos. Si bien se trata igualmente de una función metadiscursiva y el signo constituye una pausa ante reformulaciones, ejemplificaciones, enumeraciones, etc., que también contribuye a la estructuración discursiva, se revela más claramente la intención del hablante y el carácter razonado de sus palabras, motivado por la consideración de la otredad. Por eso, este empleo de eh está orientado hacia el oyente. Esta intencionalidad, aspecto relevante en la distinción entre los dos usos metadiscursivos, hace que se considere aquí el marcador del discurso como índice de apertura y cierre de intervención:

(18)

LHAB_H23_089

E.: sí / y no sé cuál es tu película preferida / cubana

I.: eeh / ¿mi preferida cubana? / eeh / esa pregunta está buena / no la había pensado tendría que pensarla con calma / ahora me acuerdo de Memorias del Subdesarrollo // ahora me acuerdo // de / no sé / Se permuta / de Fresa y Chocolate / en los últimos tiempos han hecho películas buenas no sé / Los Dioses Rotos / hay películas cubanas buenas / hay muchas películas cubanas buenas

(19)

LHAB_M31_033

I.: eeh <silencio/> / chica eeh <silencio/> a mí / eeh a mí me encanta mi casa / yo yo disfruto mi casa / mi casa eeh es una casa de micro

(20)

LHAB_M21_019

E.: físicamente / ¿cómo te describirías?

I.: normal / como te dije / eeh

(21)

LHAB_M21_020

E.: ¿qué prefieres / o sea / a la hora de leer? ¿qué?

I: yo / en general / me gusta aprender / yo creo que se aprende de lo bueno / y de lo malo hay buenos escritores hay regulares y lo / los hay / malos o que sencillamente no / no te sientes en identificación ninguna / con esa persona pero siempre te te aportan algo / entonces / leo de todo / un ejemplo cuando / cuando / era jovencita me gustaba mucho / las lecturas como todos los adolescentes de Emilio Salgari / eeh

[39] En la entrevista semidirigida, el inicio de la intervención reactiva del informante es de suma importancia, pues debe responder al entrevistador correcta y suficientemente, según su percepción y en su condición de hablante evaluado. Por eso, la toma de palabra es inmediata, aun cuando no sabe a ciencia cierta qué responder. Intencional es, pues, retrasar todo lo posible la entrada en materia con una pausa oral que indica el inicio de la emisión como sucede en (18) y (19). Asimismo, el hablante refleja su indisposición para continuar con el turno de habla en (20) o la posibilidad de aportar más información, aunque cede la palabra, como en (21). Este uso del signo se relaciona, además, con la cortesía verbal. Análogo a este empleo, el marcador discursivo eh se emplea antes de la entrada en materia, cuando el hablante, después de un circunloquio o de una pregunta eco se dispone a responder lo que se le ha preguntado – (22) y (23) – o emprender el acto en cuestión, como la despedida en (24):

(22)

LHAB_H12_039

I.: ajá un día normal // bueno / eh / mi principal // el principal hobby que tengo // es / eeh // practicar ejercicios <silencio/> yo tal vez a lo mejor // a lo mejor // lo mismo levantándome // que bien tarde / que por la tarde // sí // ya lo tengo como una religión es la / ir para un gimnasio y hacer ejercicios //

(23)

LHAB_M22_055

I.: ¿alguien joven que no conozco? / eeh bueno lo trataría con una frase de respeto / pero no le diría usted

(24)

LHAB_H23_090

I.: ¡ah bueno! / pues entonces nada / eeh encantado de haberte servido de algo / espero que la pases bien transcribiendo la entrevista // te queda un buen trabajo por / por delante

[40] El marcador discursivo tiende a ubicarse ante operaciones discursivas que persiguen la expansión informativa, es decir, cuando el hablante explica, aporta casos concretos, enumera, comenta, etc. Como habíamos referido supra, este hecho ha incidido en que el signo haya sido considerado como un reformulador, sin embargo, su función es viabilizar la relaciones que se producen entre los segmentos discursivos implicados y otorgar al hablante el tiempo para pensar. Es la misma función que tienen las pausas fónicas, solo que aquí se ofrecen instrucciones de continuidad y se crea cierta expectación. Así, el marcador aparece en reformulaciones explicativas (25), introduce una rectificación (26) y (27) o una precisión (28):

(25)

LHAB_M12_044

I.: ¿sobre mi profesión? / a ver / creo que aún no es una profesión / es más bien una inclinación / un objetivo / pero pero no le llamaría profesión / yo estudio Filología eeh / o Letras / como le llaman algunos / es una carrera / como te digo / que exige bastante tiempo / una carrera que logra captar eeh recorrer toda la cultura / tanto europea como americana // es una carrera bastante que da un bagaje cultural / muy amplio / pero te exige mucho tiempo / y la cual adoro / admiro y respeto totalmente / y junto a ella a todos los que estudian y ejercen la misma profesión que yo

(26)

LHAB_M31_033

I: imagínate tú // mandando a cada cual para su lugar de origen // porque de otra forma no puede ser // los que siempre vivieron ahí / que siempre tuvieron eeh fueron gente que siempre fueron unidas // porque / también // eso esa / esa emigración de la gente es lo que hace que la gente cambie

(27)

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I.: siempre viajo / eeh siempre no / en algunas oportunidades he viajado a otras provincias / y eso ha sido eeh / en tiempos sabrosos / inolvidables ¿no? / porque hemos compartido la familia / hemos comido bien / hemos estado en lugares bonitos / tranquilos

(28)

LHAB_M23_094

I.: mira / me gusta salir // me gusta caminar / aunque ya casi no puedo hacerlo / por / problemas de salud / pero me gusta mucho caminar <silencio/> me gusta salir a lugares abiertos <silencio/> por ejemplo // me gusta / sentarme frente al mar <silencio/> eeh / no exactamente en el malecón // me gusta // la roca // me gusta sentarme en la roca

[41] La pausa oral le permite al informante pensar en los casos concretos de una información previa más general (29) y puede acompañar, como refuerzo, a un marcador que refleja, prototípicamente la función de ejemplificación (30) y a los integrantes de una serie enumerativa no exhaustiva como en (31):

(29)

LHAB_M21_019

I.: cada / cada bodeguero o cada bodeguera ha ido // eeh // arreglando ¿no? / el centro donde ellos trabajan / eh según eeh / poniéndole más seguridad

(30)

LHAB_M32_067

I.: … hemos seguido esa tradición // muchas veces nos reunimos por ejemplo / eeh / el día treinta y uno que fue el día que yo me casé // mis hermanos casi todos vienen para mi casa // y la pasamos bien como / como todo el mundo // nos divertimos

(31)

LHAB_H31_025

I.: bueno tengo aguacate // guayaba // eeh // guayaba / eeh // naranja // naranja de injerto / ¿oíste? // y ¿qué más tengo? chirimoya // mamey // guanábana / es una pequeña finca hay de todo ahí menos carne de res hay de todo <risas = "I"/>

[42] Asimismo, el marcador discursivo eh permite gestionar la información: recapitular o resumir (32), añadir comentarios laterales o digresiones como en (33) y cambiar de tema como en (34) y (35):

(32)

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I.: a mí me encanta // a mí me encanta el Vedado / yo lo único que quisiera allí / era algunas de estas indisciplinas sociales que todos conocemos / la música alta los fines de semana / los perros ladrando toda la noche / la basura que tiran de arriba / eeh ese tipo de / de las tendederas esas tan horribles

(33)

LHAB_M21_019

I: era era una intolerancia / pero / una intolerancia que era distrófica // distrófica yo tenía una maestra / en primer grado / que ella me decía ¡ay qué va! / yo no recuerdo ahora el nombre de ella / yo la quería mucho // eeh / que como tal no era maestra mía era maestra de mi hermano // ella iba todos los días / todas las mañanas a la escuela con un huevo // y ella me hacía tomarme aquel huevo y yo vomitaba y yo decía

(34)

LHAB_H12_039

I: sí ¡cómo no! // a ver // no tanto el barrio // como / como el // el edifico específicamente // porque sí / en el / en mi edificio / casi todos son personas mayores / casi todos son personas mayores / y hay mucha tranquilidad / mucha armonía // no tanto así // con el barrio / porque / como ya te / como ya te dije / se / es Centro Habana // es / es un / es un barrio un poco / un poco polémico // y entonces / eeh / hoy en día la juventud como que // no / no la juventud / sino más bien // hay determinados medios // en los que / no sé / priman determinadas características / como / como / no sé / relacionarse más en la calle / eh un / un / un lenguaje un poco // un poco más popular / eeh // y entonces // un poco / el / el ambiente // tal vez pueda ser un poco más / más convulso // y entonces / eso como que te diferencia un poco // como que / cali / eh / cualifica un poco las las / las relaciones ¿no?

(35)

LHAB_H33_097

I.: además / existe ya lo que hablamos hace un momentico ¿no? / el apego ese / ya / la cosa de la sangre // yo soy cubano de nacimiento / pero mi sangre es gallega // es la realidad y no lo puedo negar / Martí / también era cubano / y recubano / hasta la / hasta la médula / y dio la vida por su Patria / pero su sangre era española / entonces / ¡vaya! / y eso no lo negaba él / en ningún momento lo negó / y él se sentía muy orgulloso de su papá y de su mamá / bien // entonces / eeh / te dije como país / el que más me gustó…

[43] Como señala Blas Arroyo (1995), eh desempeña un papel importante como señalizador de transiciones entre las unidades enunciativas en diferentes tipos de textos. En la conversación media en el paso de una secuencia discursiva a otra y esta función, que se puede denominar cambio de perspectiva enunciativa, se manifiesta, además, cuando el hablante introduce un discurso referido. Asimismo, el marcador no solo inicia la cita, acompañado o no por un verbo introductor, sino también refleja el cierre de esta como se evidencia en los siguientes ejemplos:

(36)

LHAB_H31_026

I.: No / cuando yo desperté / nunca se me olvidará / estaba mi difunta tía / la hermana de mi mamá y mi mamá y otra tía mía que es fallecida las tres / y yo con el suero puesto / me levan / me desperté y dije eh / qué yo hago aquí en este hospital / qué yo hago aquí / y enseguida vino el médico corriendo / tres días sin conocimiento / dice eh tú te acuerdas lo que te pasó /

(37)

LHAB_M11_010

I.: bueno yo le preguntaría eh / ¿usted cree que me pueda decir dónde queda esta calle? // o si estoy buscando una persona ¿usted cree que usted conozca esta persona / me puedes orientar / dónde queda?

(38)

LHAB_M31_033

I.: sí / mmm / bueno cuando intervinieron la tienda / él se quedó de administrador en la tienda / y yo / eeh bueno / él tiene experiencia como como bodeguero / ¡ah! pero entonces de pronto nos dimos cuenta / mami y yo / que que estaba dando crédito igual que cuando la tienda era de él

(39)

LHAB_M21_019

I: no // voy caminando son // para mí no es lejos hay gente que dice ¡ay qué lejos tú vives en Los Pinos! eeh / para mí caminar / cuatro o cinco cuadras // no me es lejos // porque me gusta caminar // y no paso trabajo / voy caminando para mi trabajo / que es en Miraflores // cuatro / cuatro o cinco cuadras // si contamos bien son como cinco cuadras /

[44] Por último, en la muestra de entrevistas semidirigidas analizada, se ha registrado el marcador discursivo en operaciones pragmáticas como la focalización y la atenuación:

(40)

LHAB_H12_039

I.: tal vez me gustaría tener muchos niños // pero bueno hay que adaptarse a la / a la sociedad en que tú vives / a no sé / al / al mo / al momento en que estás viviendo // y desde el punto de vista / analizándolo / desde el pun / de una manera no sé / tal vez / esquemática ¿no? / desde el punto de vista económico // eeh // sería muy difícil // eeh / mantener / hoy en día // a / a más de dos niños // vaya ya / ya dos // ya dos / lo ideal sería uno

(41)

LHAB_M22_057

E.: ¿y cómo es tu casa?

I.: mi casa es pequeña // eeh pero me gusta / me gusta el lugar donde vivo

(42)

LHAB_M22_057

I.: ¿la juventud? / la juventud es algo lindo // eeh es algo que / que uno quisiera volverla a tener / eeh pero la juventud es también una edad también de de luchas y de contradicciones / eeh / que hacen que a veces uno mire a los jóvenes como algo locos eeh

(43)

LHAB_M22_057

I.: sí / cualquier lugar me gustaría ir / visitar pero eeh / realmente no me gustaría ir a un lugar donde hubiera mucha pobreza porque eso me me / lo que me iba a ser sentir mal

En la focalización (40), la pausa oral siempre le otorga cierta relevancia al segmento que sigue, que tiende a manifestar una elevación en el tono, si bien es necesario un análisis acústico para dar cuenta cabal de dicha función de realce informativo. Como estrategia de atenuación (41), una vez que el hablante ha detectado que sus palabras pudieran ser rebatidas por su interlocutor o que pudieran incidir negativamente en él, el signo le confiere el tiempo necesario para enmendar el contenido previo con un contraargumento generalmente introducido por la conjunción pero como también sucede en (42) y (43).

5 Conclusiones

[45] Los materiales orales del habla de La Habana recogidos mediante la modalidad de la entrevista semidirigida han evidenciado la alta frecuencia de uso de eh en la conversación. Parece que la forma procede de la vocal /e/ de relleno en español y se acopla a la interjección ¡eh!, de cuyo valor apelativo rescata ese cierto matiz de señalamiento al oyente que el marcador conserva. A pesar de la pérdida de contorno interrogativo, eh se ajusta al estatuto interjectivo y refleja las propiedades prototípicas de los marcadores del discurso: se caracteriza por no poseer flexión de género ni de número, tiene una gran movilidad dentro de la proposición, entre los constituyentes oracionales y, en el plano discursivo, en las unidades estructuradoras de la conversación, donde prefiere la posición intermedia de acto de habla.

[46] Como marcador discursivo, ha sido registrado en todos los hablantes de la muestra con una función metadiscursiva predominante, en la que se despoja de la entonación exclamativa e interrogativa, y el valor general apelativo se mantiene en segundo plano, cuando el hablante le indica a su interlocutor su intención de crear un discurso lineal y estructurado, su necesidad de hacer una pausa para pensar en lo que va a decir, sin que su turno sea interrumpido, su propósito de continuar el discurso a pesar de las vacilaciones y la naturaleza razonada de sus palabras. Eh señala que el segmento al que acompaña está sometido al pensamiento. Este valor, en esencia metadiscursivo, más o menos desagregado en las distintas soluciones que requiere el hablante, está presente en los casos en que el signo se usa como parte de los mecanismos de la construcción discursiva y de la oralidad –un recurso para el propio hablante –, que se puede considerar metadiscursivo reflejo (eh MREF); y en los casos en que el signo actúa como mediador de una operación discursiva específica (eh MOD) y, por tanto, es susceptible de manifestar sus valores, y está orientado hacia el oyente.

[47] Las funciones relacionadas con los procesos de creación discursiva, estrategias del hablante (eh REF), alcanzaron el mayor porcentaje en la muestra (67 %). Aunque el marcador es susceptible de reforzar determinadas operaciones discursivas (33 %), estas cuentan con otros mecanismos para su manifestación en el discurso. En definitiva, eh constituye una pausa discursiva que responde a una intención comunicativa sobre todo en el contexto de la entrevista semidirigida, en el que el hablante se siente examinado y mide muy bien sus palabras.

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1 La variación en la grafía responde, en muchos casos, a un deseo de representación de los rasgos suprasegmentales – fundamentalmente el alargamiento vocálico – que suelen acompañar a eh. Esto ocurre por la configuración de la forma interjectiva, pues en español las interjecciones propias más frecuentes son las que constan de una o dos vocales (¡ay!, ¡uy!, ¡eh!) y es precisamente la entonación la que permite manifestar los diferentes valores (alegría, sorpresa, advertencia, etc.). Esto mismo sucede con otros marcadores discursivos como bueno, claro, hombre. Pero, a diferencia de eh, estos proceden de clases de palabras tradicionales que poseen una escritura convencional que se mantiene en la transcripción de la conversación, a menos que el sistema de transcripción empleado codifique los rasgos suprasegmentales. Cabe destacar también que cuando se representan dichos rasgos en estas palabras tradicionales se suelen reflejar fundamentalmente los alargamientos vocálicos (buenooo).

2 Explica Almela Pérez (1982: 35) que unos, la mayoría, opinan que interjección procede de inter-jaceo ('estar situado entre') y que otros creen que proviene de inter-jicio ('colocar entre'). En principio, el significado es el mismo, pero como refiere el autor, una y otra explicación se distinguen entre sí por el sentido resultativo o procesual, respectivamente, de dicho significado.

3 La explicación de este significado favorece fundamentalmente a las interjecciones propias que son las que codifican un significado menos fácilmente deducible y esperable.

4 Edeso Natalías (2009) realiza un estudio detallado de los criterios de clasificación de las interjecciones. Partiendo de los dos grandes grupos – naturaleza gramatical y aspecto semántico o comunicativo – distingue: a) criterio basado en la naturaleza categorial, b) criterio basado en la función comunicativa, c) criterio basado en el acto ilocutivo que indican, d) criterio basado en el carácter intencional o no intencional del elemento interjectivo, e) criterio basado en los distintos aspectos del elemento interjectivo, f) criterio basado en la descomposición en primitivos semánticos, g) criterio basado en el mayor o menor grado de convencionalidad, h) criterio basado en los distintos tipos de modalidad que pueden expresar las interjecciones, i) criterio basado en la entonación de las interjecciones, j) criterio basado en el funcionamiento de la interjección como operador pragmático, y k) criterio basado en el origen del elemento interjectivo. Registra, además, a los representantes de cada criterio y ofrece su propuesta de clasificación.

5 Aunque algunos autores consideran a ¿eh? como un marcador discursivo cuando aparece como un elemento autónomo, atendiendo a los criterios de delimitación entre la interjección y el marcador propuestos por Borreguero Zuloaga (2015) – explicados supra – y a la pérdida de parte del significado apelativo del signo cuando se convierte en marcador discursivo, como refieren Martín Zorraquino & Portolés Lázaro (1999), estimo que ¿eh? es un marcador discursivo cuando funciona como un apéndice, pues, aunque no pierde totalmente su valor apelativo primigenio – fundamental en la interjección –, este se debilita y da cabida a otros valores al incidir sobre un segmento discursivo previo, sobre el que pide la comprobación, ya sea para atenuarlo o intensificarlo.

6 Villa Villa, Gil Fernández & Lahoz-Bengoechea (2017) comprueban que la vocal de relleno en español se asemeja claramente a la vocal /e/. Según estos autores, aunque las vocales de relleno difieren en cada lengua, parecen tener algunas propiedades comunes: mantienen una cualidad o timbre estable a lo largo de su duración y el perfil de su frecuencia fundamental es plano o si acaso algo descendente.

7 Algo semejante se puede indicar para el marcador discursivo este, que comparte la misma función discursiva con eh (señal de búsqueda de información y de estructuración del mensaje). El carácter de señalamiento en este caso, procede de la asociación de este signo con el demostrativo homónimo, pero se podría pensar en que el hablante convierte el fonema /e/ – o incluso la forma eh – en una palabra, por la connotación negativa de este último como una muletilla y su interpretación – aún bastante extendida – como ausencia de recursos para la expresión lingüística. Hay que tener en cuenta que el signo este, como marcador del discurso es bastante frecuente y su uso no está tan extendido en España y, se emplea, sobre todo, en muchos ámbitos hispanoamericanos (Martín Zorraquino & Portolés Lázaro 1999).

8 Para Rabanales & Contreras (1992: 683), eh es una muletilla impletiva, mediante la cual el hablante llena lo que, de otro modo, sería un lapso de silencio, dándose tiempo, de esta manera, para evocar las palabras que necesita para iniciar o continuar la expresión de que lo quiere decir. Se trata, en suma, de evitar que se produzca una solución de continuidad en el flujo de la elocución, que corte el 'hilo del discurso' en un momento de vacilación o de indecisión.

9 Recuerdo que mi profesor de Historia del arte hacía un empleo frecuentísimo de ¡caramba!, despojado del carácter expresivo de la interjección impropia. En este mismo género de la conferencia formal, otros optaban por el uso de y tal. También se extienden usos, marcados genolectalmente, que están condenados a desaparecer con el tiempo. Actualmente, los jóvenes habaneros emplean frecuentemente la palabra final como una marca expresiva. Esto no convierte a ninguno de los elementos referidos en expletivos.

10 Se trata de una muestra estratificada uniformemente en las variables edad, sexo y grado de instrucción.